sábado, 20 de julio de 2013

LOS ESCENARIOS POLÍTICOS QUE PUEDE PROVOCAR BÁRCENAS

Luis Bárcenas, el ex tesorero y ex gerente del PP, está desvelando los peores trapos sucios del partido en el Gobierno y del presidente Mariano Rajoy. Cada día salen a la luz nuevos ejemplos de cómo el PP utilizaba el dinero negro que recibía por parte de empresarios solícitos a cambio de favores. Se trata de uno de los mayores, sino el mayor escándalo de la actual democracia española, mientras Rajoy sigue sin querer comparecer en el Parlamento. La oposición ha anunciado una Moción de Censura y se reclama a gritos la dimisión del presidente y elecciones anticipadas. ¿Qué escenarios políticos se abren en España a partir de ahora?

El periodista Pedro Blanco definió a Mariano Rajoy como “preso de un preso de Soto del Real”. Luis Bárcenas por el momento ha desvelado que ha mantenido una estrecha relación y complicidad con el presidente del Gobierno, al menos hasta el pasado mes de marzo, como atestiguan los SMS que se enviaron mutuamente. También le ha confesado al periodista Pedro J. Ramírez que el PP recibía donaciones millonarias de empresarios a cambio de favores y que no podían justificar por exceder los límites fijados por la ley de financiación de los partidos políticos. Pero Bárcenas no se ha quedado ahí.

Por el momento ha revelado ante el juez que Rajoy y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, recibieron un sobresueldo en negro entre 2008 y 2010, o que el PP pagó la defensa del caso del Yak 42 con los euros de su caja B que, según los datos aportados por Bárcenas al juez, podría ascender a 8,3 millones de euros de dinero negro. El diario El Mundo ha publicado también que el propio Rajoy habría amenazado a Bárcenas con encarcelar a su mujer si seguía hablando, o la nulidad del caso y el cese del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, si guardaba silencio.

Uno por uno y en singular todos estos casos suponen por sí mismos un escándalo grave, pero en su conjunto suponen un verdadero terremoto de consecuencias a primera vista imprevisibles. La oposición exige a Rajoy que comparezca en el Parlamento y explique su relación con Bárcenas y el origen del dinero negro del PP. Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, ha anunciado una Moción de Censura si la mayoría absoluta del PP continúa bloqueando esta comparecencia, y los gritos que piden la dimisión del presidente se multiplican.

Rajoy está asediado, ¿pero realmente no tiene escapatoria? Su situación parece muy precaria, sin embargo cuenta con muy buenas cartas y una situación política, social y económica que le desaconsejan hacer otra cosa que no sea aguantar en el puesto. Aquí se analizan los diferentes escenarios políticos que se podrían abrir a partir del Caso Bárcenas y por qué Rajoy no se mueve:

Moción de Censura: Parece el escenario más probable e inmediato si el PSOE cumple su advertencia –el único grupo parlamentario de la oposición con diputados suficientes para presentarla- y si Rajoy sigue sin comparecer en el Congreso. La Moción de Censura es un mecanismo recogido en los artículos 113 y 114.2 de la Constitución y en los artículos 175 a 179 del Reglamento del Congreso de los Diputados. No se debe olvidar que el Presidente del Gobierno es nombrado por el Congreso –en las elecciones no votamos al presidente, sino a los diputados que le nombran-, por lo que le corresponde al propio Congreso la capacidad de deponerlo. Sin embargo, no se puede poner una Moción de Censura a la ligera. Se necesitan al menos 35 diputados y se caracteriza por la obligación de proponer a un candidato a la Presidencia del Gobierno por parte de los diputados que presentan la moción, una persona que, por otra parte, no tiene por qué ser diputado. Es decir, se obliga a la oposición a ser constructiva y no solamente a deponer el Gobierno. Ya sólo este detalle obliga a la reflexión. En este caso, ¿a quién nombraría el PSOE como candidato para enfrentarse a Rajoy?

El PP tiene mayoría absoluta de 186 diputados en el Congreso, por lo que el resultado de la Moción de Censura está claro. Los socialistas, con 110 escaños, explican que, sin embargo, se presentaría “por dignidad de la Cámara”, para no dejar sin lucha la exigencia de respeto al Parlamento. Sabiendo que van a perder, los socialistas tendrían que presentar a un candidato dispuesto a autoinmolarse. ¿Sería una persona sin grandes ambiciones dispuesta a sacrificarse o sería el líder?

La moción de censura prevé un debate en el Congreso para explicar por qué se presenta, y en ese momento todas las miradas se centrarían en el orador que representaría a su partido. Sería la voz de la oposición frente al PP, aunque no está obligada la presencia de Rajoy al tratarse de un trámite exclusivamente parlamentario. En caso de que se encargue de defender la postura socialista un o una dirigente sin demasiado peso orgánico y mediático, sería un papel demasiado grande para una persona que no pretende liderar al principal partido de la oposición más allá de este debate, y una imagen de poco convencimiento en la utilidad de esta medida. Pero tendría la ventaja de que se ‘quemaría’ a una personalidad sin demasiada relevancia para la futura lucha por el poder. Sin embargo, le restaría toda utilidad y sentido a esta maniobra que no dejaría de ser puramente mediática.   

En ese caso, ¿sería Rubalcaba? Es la gran pregunta, ya que hoy por hoy es el líder del PSOE dentro y fuera del Congreso. Sin embargo, su futuro como candidato a presidente del Gobierno no está claro. Está previsto un proceso de primarias en el que se elegiría al nombre de la persona que se enfrentará al PP en las próximas elecciones. Rubalcaba no ha aclarado si se presentará o no a este proceso, y si tiene pensado continuar al frente del PSOE. Aceptar la responsabilidad de encabezar una Moción de Censura abocada al fracaso le confirmaría como el líder socialista, pero le podría quemar definitivamente de cara al futuro. Si acepta o no la candidatura frente a Rajoy podría considerarse una manera interesante para poder interpretar los planes de futuro de este veterano y hábil político.

Por otra parte, y recordando que no es necesario ser diputado para ser candidato en una Moción de Censura, no es probable que se opte por presentar a algún dirigente con proyección y ambición a dirigir el PSOE o presentarse a las primarias (según han publicado los medios), como Carme Chacón, Patxi López o Eduardo Madina. Ninguno de ellos querría encabezar una Moción de Censura abocada al fracaso y, sobre todo, no se puede apostar por ninguno de ellos sin haber pasado previamente el trámite de las primarias y pensar que ello no tendría consecuencias. No estaría legitimado ante el propio partido y el desgaste interno sería muy alto. Y no hay tiempo para celebrar unas primarias.

Lo complicado en este proceso de presentación de una Moción de Censura es conseguir la unanimidad de los grupos de la oposición para, al menos, presentar un bloque compacto frente al Gobierno. Y eso ahora tampoco está claro. Los catalanes de CiU, por ejemplo, han puesto precio a su apoyo a la Moción de Censura (apoyar la consulta soberanista) y los vascos del PNV ya la han despreciado como “inútil”. UPyD y ERC la apoyan, y el grupo de la Izquierda Plural en el Congreso (IU-ICV-CHA) decidirá en su momento si la apoya o no.

Está por ver que todos ellos acepten a un único candidato contra Rajoy, ya que el Reglamento permite que todos los grupos puedan presentar un candidato propio una vez que se presenta la Moción de Censura, sea cual sea su número de diputados. Y hay que recordar que el Reglamento impide presentar otra moción en el mismo periodo de sesiones. Habría que esperar un año para la siguiente

De todos modos, los trámites para presentar una Moción de Censura pueden ser largos. Si el PSOE lo pidiera en los próximos días seguramente habría que esperar a septiembre ya que el Congreso ahora está de vacaciones hasta el inicio del próximo periodo de sesiones. ¿Qué habrá desvelado Bárcenas hasta entonces?


Elecciones adelantadas: Está claro que no todos los partidos de la oposición tienen la misma estrategia a la hora de encarar el Caso Bárcenas. Por ejemplo, Izquierda Unida se muestra ambigua con respecto a la Moción de Censura. En cambio exige la dimisión de Rajoy y elecciones anticipadas. No es de extrañar, ya que las últimas encuestas electorales prevén una importante subida de escaños de esta formación política si se celebraran elecciones hoy.

Según una encuesta de GESOP publicada por el Periódico de Cataluña a principios de este mes de julio, en caso de elecciones anticipadas IU conseguiría 50 diputados (frente a los siete de ahora). Por su parte, el otro partido emergente, UPyD, pasaría de cinco a 33 diputados. Por su parte, los partidos mayoritarios perderían apoyos. El PP perdería hasta 68 diputados, pasando de los 186 actuales a 118-122 escaños. El PSOE sufriría un desgaste menor, ya que pasaría de sus 110 diputados actuales a 104-107. El CIS, en su barómetro del pasado mes de mayo, señaló que el PP perdía 10,6% de su intención de voto con respecto a las elecciones de noviembre de 2011, y el PSOE se quedaba estancado en el 28,2%.

Por lo tanto, si hubiera elecciones anticipadas el PP perdería su comodísima mayoría absoluta. Sin embargo, España entraría en una situación de ingobernabilidad peligrosa. La bajada de los partidos mayoritarios no está siendo acompañada por una  subida correspondiente de los emergentes. No hay que olvidar que IU en el mejor de los casos para ellos conseguiría sólo la mitad de diputados que el PSOE y UPyD menos de un tercio. La consecuencia es que ni PP ni PSOE tendrían una mayoría suficiente para gobernar en solitario y necesitarían pactar con estos partidos emergentes o entre ellos. Se abriría un escenario de consecuencias impredecibles y no es descartable que tuvieran que repetirse las elecciones. Un escenario a la italiana, por lo que está claro que ni PP ni PSOE tienen ni la menor pizca de interés en convocar nuevas elecciones.


Dimisión de Rajoy: Una última y también, por el momento, improbable posibilidad es que Mariano Rajoy no aguante la presión y decida dimitir sin que eso suponga la convocatoria de elecciones. Esto es perfectamente posible ya que, como se ha señalado arriba, es el Parlamento el que nombra al jefe del Ejecutivo, y no es necesario alterar las mayorías en el Congreso.

Por las mismas razones explicadas en el apartado anterior, el PP seguiría sin tener un interés en adelantar las elecciones, por lo que se limitaría a nombrar a un nuevo presidente o presidenta de su elección. En este caso, al igual que sucede con la candidatura obligatoria para presentar una Moción de Censura, la Constitución no especifica que sea obligatorio nombrar a alguien que sea diputado. Esto abriría la lucha por el poder a todo el PP. ¿Quién sería el o la nueva presidente?

El PP está salpicado hasta el fondo por los escándalos del Caso Bárcenas. Prácticamente toda la cúpula directiva desde la época de José María Aznar ha recibido presuntamente sobresueldos de dinero negro, lo que implica a casi todos los posibles candidatos a suceder a Rajoy. Si se ignorase esta circunstancia se perpetuaría el Caso Bárcenas y se trasplantaría al siguiente Gobierno.

Sin embargo, en caso de que fuera así, cabría resolver el problema de la sucesión en el seno del PP. Habría lucha y muy fuerte. Entre los partidarios de Rajoy destacan  su “número dos” en el partido, María Dolores de Cospedal, o su mano derecha en el Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Pero en la ecuación entrarían los enemigos internos que no desaprovechan la ocasión para debilitar a su rival e incluso para tratar de hacerse con el poder.

Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid y ex presidenta regional, encabeza desde hace años al sector crítico contra Rajoy. No está desaprovechando el Caso Bárcenas para desmarcarse de la dirección y la estrategia de su partido, y no duda en exigir transparencia y responsabilidades –olvidándose de los escándalos que le salpican como responsable del ejecutivo madrileño como los casos Gürtel o Fundesam. Aguirre es el azote de Rajoy que no descansa, lo que incluso le ha valido una bronca de su amigo y sucesor en la Puerta del Sol, Ignacio González, según informó El País esta semana. Y además está José María Aznar. Hace poco más de un mes hizo una reaparición pública estelar en Antena 3 en la que fustigó a Rajoy e incluso no descartó veladamente que pudiera volver a la vida política activa. Los viejos fantasmas de Rajoy están despertando.

El caso Bárcenas está poniendo en tensión a todo el país. Existen diferentes opciones y escenarios que podrían abrirse a partir de ahora como consecuencia de los escándalos que salpican al principal partido del país. Sin embargo, son muchas y poderosas las razones que hacen pensar que, pase lo que pase, ni Rajoy será derrocado por una Moción de Censura, ni dimitirá y ni mucho menos convocará elecciones anticipadas. De hecho, si lo hiciera, sería incoherente con su actual argumentario: “Bárcenas es un delincuente y no tiene credibilidad”. Rajoy intenta ignorar que es preso de un preso de Soto del Real, como dijo Pedro Blanco.  

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.