Nave abandonada en Villacañas, Toledo. |
Villacañas no esconde
su drama. En la misma entrada a esta pequeña ciudad de poco más de 10.000
habitantes situada en la profundidad de la provincia de Toledo, el visitante se
encuentra de bruces con su realidad. Una larga y recta carretera flanqueada
durante centenares de metros por incontables naves industriales que muestran lo
que debería ser una intensa actividad económica. Pero esta visión engaña, es el
pasado. Las naves están en su mayor parte desiertas. Muy pocas mantienen a
duras penas un halo de vida, pero otras muchas, la mayoría, están vacías,
prácticamente abandonadas. Son el testigo silencioso de otra época, no muy
lejana, de cuando Villacañas era una referencia y producía centenares de miles
de puertas. Las que necesitaba el ‘boom’ del ladrillo para equipar los miles de
pisos que se construyeron durante los años de la burbuja inmobiliaria a lo
largo y ancho del país.
Hoy Villacañas es una
ciudad en crisis. Uno de cada tres vecinos en edad de trabajar está en el paro.
En total el desempleo afecta a 1.434 personas, el 33,27%. Hace tres años era
aún peor: entonces casi la mitad de la población con capacidad de trabajar no
lo hacía, unas 1.925 personas, el 43,70%. Sin embargo, no muchos años atrás el
panorama era bien diferente. Prácticamente no había paro. En 2006 solamente 358
vecinos no tenían trabajo, el 6%. Técnicamente había pleno empleo. Eran tiempos
de bienestar.
Esa época de vacas
gordas tenía su lado siniestro. Atraídos por la facilidad de cobrar una nómina
bastante respetable sin necesidad tocar ni un libro, muchos jóvenes dejaron de
lado los estudios para empezar a trabajar. Hoy bastantes de estos jóvenes de
ayer son personas de mediana edad sin formación y sin empleo, y lo que es peor,
con malas expectativas de encontrar un trabajo que no sea precario.
El abandono escolar masivo
es un problema que afecta a demasiadas regiones españolas. Villacañas ha sido utilizado
repetidamente por los medios de comunicación como paradigma de ese abandono y
de las consecuencias nefastas que tiene a largo plazo para la sociedad. En
Castilla la Mancha, la comunidad autónoma de Villacañas, la cifra de abandono
más reciente hecha pública, la de la EPA del pasado mes de abril, dice que uno
de cada cinco chavales entre 18 y 24 años, el 21,5%, deja de estudiar más allá
de los ciclos educativos obligatorios. No es la peor cifra. En La Rioja (21,9%), Canarias (22,9%), Comunidad
Valenciana (23,5%), Extremadura (23,8%), Murcia (23,9%), Andalucía (26,6%) y
Baleares (30,8%) la superan configurando un mapa muy preocupante.
Para
poder percibir el impacto del abandono escolar en España en su dimensión real
hay que dar un paso atrás y ampliar la perspectiva. Comparar lo que pasa en
este país con la realidad de nuestro entorno. La Unión Europea ha publicado una
serie de mapas a través del proyecto ESPON2013, la red de
observación en materia de desarrollo y cohesión territorial, que merecen ser
tenidos en cuenta, aunque la visión es aterradora.
Si el
color rojo significa intensidad, en este mapa la Península Ibérica está
representada completamente en rojo, con la excepción de Euskadi y de Navarra.
Pero no es un rojo uniforme. Existen diferentes grados de color rojo que
representan distintos porcentajes de abandono escolar. Y el rojo adquiere un
tono prácticamente burdeos en la zona centro-sur, en Extremadura, Andalucía,
Murcia y en Castilla la Mancha. Un color que no tiene casi equivalente en
ningún otro país del mapa, con la excepción de Turquía.
El abandono escolar en Europa 2010 (fuente: ESPON) |
Este
mapa tiene sus consecuencias que también se pueden captar de un vistazo en otro
mapa, esta vez el del paro en Europa. Aquí el rojo vuelve a ser el color de las
malas noticias, y España vuelve a ser de color rojo, prácticamente en solitario
solamente acompañada por los Balcanes. El nefasto significado del burdeos
también coincide con el del mapa anterior y golpea a las regiones del
centro-sur español, al que en esta ocasión se suma el Levante.
El paro en Europa 2013 (fuente: ESPON) |
Los
mapas hablan y nos enseñan que la misma mitad de España es rojo burdeos en
abandono escolar y en desempleo, con una intensidad que apenas se puede
encontrar en el resto de Europa. Abandono escolar y paro, dos mapas pero los
mismos colores en los mismos lugares.
Volviendo
a Villacañas y a sus naves industriales abandonadas, no es la primera vez que
esta zona de España sufre una fuerte depresión. Hace un siglo, el periodista y
escritor Azorín publicaba artículos recordando que los pueblos del interior de
Castilla, que en esos días se presentaban prácticamente abandonados, habían
vivido tiempos mejores. Azorín hablaba de grandes iglesias abandonadas y de
enormes palacios en ruinas, testigos mudos de un pasado de esplendor.
Azorín
escribió entonces que Castilla “no fue una
civilización duradera, basada en la agricultura, la industria y el comercio;
fue un florecimiento circunstancial; la industria y el comercio (sederías,
pañerías, boneterías, guanterías) vivían a la sombra de este súbito
renacimiento, y se deshicieron de un golpe, rápidamente, en cuanto los motivos
del engrandecimiento cesaron”.
Un párrafo que bien
podría aplicarse a la triste realidad actual.
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