El año 2013 comienza con una incógnita que preocupa a los grandes partidos políticos. El gran desgaste que está sufriendo el PP en el Gobierno no está siendo recogido por el PSOE. ¿A dónde van los electores que ahora no confían en ambas formaciones? ¿A los partidos emergentes de IU y UPyD? ¿A la abstención? o ¿volverán a alguno de los grandes en las siguientes citas electorales?
Los expertos hablan del
‘efecto balancín’ para explicar el comportamiento electoral de los españoles
desde la Transición. Tradicionalmente, cuando un gobierno estaba quemado, se votaba
en contra de su gestión y automáticamente el principal partido de la oposición
se beneficiaba de ello. Es decir, cuanto peor le iba al partido en el poder,
mejor le iba a su oponente. Sin embargo, según los datos de las últimas
encuestas, la espectacular bajada de apoyos al PP no está beneficiando e un
PSOE que no consigue remontar. Parece que el balancín se está rompiendo.
Situación actual en el Congreso de los Diputados. |
El 20 de noviembre de
2011 el PP ganó las elecciones generales con una mayoría absoluta del 44,6% y el
PSOE pasó a la oposición con un 28,8%. Un año después el desgaste del PP es
evidente. Según la encuesta publicada hace un mes por la revista Temas, el voto
del PP se situaría entre el 29,4%y el 32,6% mientras que el del PSOE se
encontraría entre el 27,3% y el 30,1%, según el tipo de participación electoral
respectivamente. Por otro lado, una encuesta reciente para el periódico El Mundo publicada el pasado 30 de diciembre afirma que el PP obtendría el 36,7% de los
y el PSOE el 30,7%.
Aunque la encuesta de
El Mundo es bastante más favorable para el PP que la de Temas, habla de una
pérdida de ocho puntos tras un año de gobierno, mientras que la de Temas va más
lejos y señala un desgate de hasta 15. Encuestas más alejadas en el tiempo,
como el Barómetro del CIS del pasado mes de octubre, el PP había perdido 8,7
puntos.
Encuesta de la revista Temas |
El PSOE no se beneficia del
desgaste del PP
En el pasado estos
datos habrían significado automáticamente una buena noticia para el principal
partido de la oposición, el PSOE. El llamado ‘efecto balancín’ habría llevado
el voto descontento con el PP hacia la influencia socialista. No es un secreto
que, por ejemplo, las elecciones de 1996 no las ganó Aznar sino que las perdió
Felipe González (por los casos de corrupción, Roldán y Filesa), y que en 2004 no
venció Zapatero, sino que perdió el PP por haber mentido en su gestión del 11-M
(además de sucesos anteriores como el hundimiento del Prestige o el accidente
del Yak 42).
Sin embargo, esta vez
la pérdida de apoyos al PP no significa que vayan al PSOE. Los datos son
elocuentes. Así, según la encuesta de El Mundo, el PSOE llega hasta el 30,7% de
los sufragios frente al 28,8% en las elecciones generales de hace un año, y la
revista Temas habla de un apoyo actual entre el 27,3% y el 30,1% según haya una
baja o alta participación electoral. El Barómetro del CIS de octubre incluso
habla de la pérdida de una décima de apoyo tras un año de oposición, situándose
en el 28,6%.
Los datos son pues
elocuentes: el PP se hunde y el PSOE se estanca. La pregunta es, ¿a dónde van
los votos que huyen del PP? La respuesta fácil sería hacia los partidos
emergentes, en especial IU y UPyD a nivel nacional. Habrá que comprobarlo.
En las generales de noviembre
de 2011 Izquierda Unida consiguió el 6,9% de los votos y UPyD el 4,7%. Las
encuestas actuales hablan, efectivamente, de una fuerte subida en ambos casos. Izquierda Unida, según
El Mundo, pasaría ahora a tener el 9,8%. Temas habla de entre el 11,8% y el
12,1%, y el CIS en octubre hablaba del 9,4%. UPyD, por su parte, llegaría hoy
al 7,1% (El Mundo), entre el 7,8% y el 8,9% (Temas) y 7,3% (CIS). Es decir, IU se
beneficiaría de un crecimiento de entre un 2,5% en el peor y de un 5,2% en el
mejor caso, mientras que UPyD se beneficiaría de un aumento de entre un 2,4% y
un 4,2%.
En el escenario más
optimista para ambas formaciones, el crecimiento conjunto sumaría casi un 10%
de los votos, aproximadamente la cifra que dan las encuestas sobre el desgaste
del PP. ¿Significa esto que los que votaron al PP y ahora se marchan pasan a IU
y a UPyD? Dudoso, sobre todo en el caso de Izquierda Unida, cuya política explícitamente
de izquierdas para desmarcarse del PSOE haría muy extraño un cambio tan radical
en el voto tan sólo un año después de apoyar a la derecha. Por el otro lado, en
el caso pesimista ambas formaciones solamente aumentarían conjuntamente en un
4,9%. Si el PSOE, como mucho, sólo aumenta en un 2% en el mejor de los casos,
¿a dónde van los votos restantes?
Los ciudadanos,
desencantados
La abstención puede ser
el lugar natural de estos votantes en un clima en el que la política y los
partidos son percibidos con cada vez mayor hostilidad por parte de los
ciudadanos. En el Barómetro del CIS de diciembre publicado el pasado 4 de enero,
una amplia mayoría de encuestados se refiere a la situación política actual
como muy mala (42%) y peor que hace un año (49%). Son datos espectaculares que se
rematan con una percepción muy negativa del futuro, ya que un 80% de los
encuestados asegura que la situación política será igual o peor dentro de un
año. Nada bueno para los partidos de la oposición que pretenden conseguir el
cambio en el gobierno.
Una de las causas de
este sentimiento es la nefasta percepción que se tiene de los partidos y de los
políticos, que ya son calificados como el tercer problema de los españoles detrás
del paro y la economía. Un factor que, sin duda, ha contribuido a minar el
prestigio del sistema de partidos es el de la corrupción, que en esta encuesta
se sitúa en el cuarto lugar en el ranking de preocupaciones con tendencia a
crecer.
El balancín electoral
se ha roto. La crisis está cambiando el sistema político que valía en España
desde la Transición. El PP y el PSOE están perdiendo apoyos. Un nuevo partido,
UPyD, se está consolidando y otros como IU, que parecían hace poco
desahuciados, están recuperando terreno con rapidez. A nivel regional otras
fuerzas con un mensaje radical como Amaiur o ERC también crecen a expensas de
los partidos nacionalistas tradicionales.
¿Es una tendencia
pasajera o se consolidará? Habrá que esperar hasta la siguiente cita electoral
en junio de 2014 para el Parlamento Europeo para comprobarlo.
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