martes, 27 de diciembre de 2011

ASIA, EL POLVORÍN DEL MUNDO

Hace pocos días se conoció la noticia del fallecimiento del líder de Corea del Norte, el ‘querido líder’ Kim Jong Il. Siguiendo la tradición norcoreana lo previsto es que le suceda su hijo, Kim Jong-Un, el ‘brillante camarada’. Sería la tercera generación de la familia en el poder desde la fundación de ese estado por Kim il Sung en 1948 y la transformación definitiva de la República Popular de Corea en una autocracia hereditaria. Sin embargo, son muchas las voces de expertos que aseguran que el hermético estado totalitario puede sufrir una guerra encubierta por el poder que podría amenazar la seguridad del continente más grande y poblado del mundo.

La República Popular de Corea, también conocida como Corea del Norte, es uno de los países más militarizados de la Tierra. Aunque resulta difícil obtener cifras exactas de su ejército, se estima que está compuesto por 1,2 millones de soldados apoyados por cinco millones de reservistas. El gasto militar se estima entre un 25% y un 35% del total del presupuesto nacional. El ejército es la principal institución del país y la espina dorsal del Estado, encargado de todos los servicios esenciales para el régimen incluida la seguridad interna.
Kim Jong-Un, el 'brillante camarada'.

Corea del Norte es un enigma para los demás. Se ignoran los detalles tanto de su política doméstica como de sus relaciones con los demás países y por lo tanto sus pasos resultan muy difíciles de prever. Lo único que está claro es que su población sufre una escasez permanente de bienes básicos y que el régimen utiliza su agresividad -como el reciente bombardeo de unas islas surcoreanas sin previo aviso- y su enorme inversión militar -que ya le ha proporcionado la bomba atómica- para extorsionar divisas y mercancías a la comunidad internacional a cambio de paz.

Sin embargo, esta estrategia, absolutamente necesaria para la supervivencia de la dictadura, supone un juego constante con el riesgo, ya que en Pyongyang se fuerzan los acontecimientos sin saber en qué punto se romperá la cuerda. Pero lo verdaderamente peligroso de este juego es que Corea del Norte cuenta con el apoyo tácito de su único aliado y amigo en el mundo: la República Popular China.    
Cartel de la alianza chino-coreana.


China apoya el régimen de Pyongyang porque le interesa la existencia de Corea del Norte como Estado-tapón entre su frontera en el río Yalu y Corea del Sur, uno de los estados más prósperos de Asia y que cuenta con una guarnición de soldados de EE UU de casi 30.000 hombres. China no quiere compartir frontera con un estado que se encuentra en la órbita directa de occidente y bajo el paraguas militar norteamericano, su principal competidor en el mundo. Por eso mantiene vivo al régimen norcoreano que aprovecha esta protección china para actuar con impunidad ante la comunidad internacional.

China a las puertas de ser una potencia global
China está siendo una de los grandes triunfadoras de la crisis económica internacional. Sus índices de crecimiento continúan y ya está actuando como una gran potencia financiera con una gran influencia en regiones como la Unión Europea, África y América del Sur. Sus deseos empiezan a interpretarse como órdenes y este nuevo estatus, que supera ya el de una potencia regional, está siendo apoyado por un rearme considerable del Ejército de Liberación Popular chino. Según el SIPRI, en 2010 China ocupaba el segundo lugar en el mundo en gasto militar mundial con casi 119.000 millones de dólares solamente superada por los EE UU.
 
Esto supone más armas y más modernas para apoyar la política exterior China, que, no hay que olvidar, mantiene vivos una serie de conflictos con sus vecinos como la cuestión de Taiwan –isla reivindicada por China desde 1949-, las islas Spratly o conflictos fronterizos con Vietnam e India. Pero, sobre todo, supone una baza fundamental a la hora de garantizar rutas de abastecimiento de materias primas indispensables para mantener el alto crecimiento económico chino, como por ejemplo, el petróleo.

Aliados peligrosos
Corea del Norte, Birmania y Pakistán, tres de los estados más conflictivos e impredecibles del mundo, son los únicos aliados de China en Asia. Esto le permite –sobre todo en el caso de Birmania- el acceso al Océano Índico y a las rutas petrolíferas con Oriente Medio, pero al precio de mantener vivo al régimen dictatorial birmano, igual de hermético y brutal como el de Corea del Norte.

El caso de Pakistán es el de una alianza fraguada durante el conflicto entre China y la Unión Soviética a partir de los años 60 del siglo XX que ha sobrevivido hasta hoy. Pakistán, un estado muy débil azotado por el terrorismo islamista y la pobreza, mantiene armas nucleares -¿conseguidas con ayuda china?- en teoría para defenderse de su archienemigo de India, vecino incómodo de Pekín que mantiene ocupados varios territorios fronterizos indios desde hace 50 años. El aislamiento de Pakistán, que atraviesa el peor momento de sus relaciones con EE UU y que ha sido abandonado por su vecino Afganistán a favor de India, le hace depender todavía más de China.

Guardias fronterizos chino y pakistaní.
Las demás potencias asiáticas, sobre todo Japón e India, recelan del coloso de Pekín y de sus aliados. Por ejemplo, se especula que el nuevo líder de Corea del Norte, el joven e inexperto Kim Jong-Un, podría provocar una crisis internacional para afianzar su poder interno. Podría atreverse a hacerlo porque sabe que cuenta con el paraguas chino y por fuerza esta aventura estaría dirigida a sus vecinos, Corea del Sur o Japón, que ya han reclamado a China, junto a EE UU, que controle a su aliado. Por el momento Kim Jong-Un ya ha sido nombrado comandante supremo del ejército de Corea del Norte.

Un escenario muy arriesgado y nuclear
Una crisis internacional provocada por el régimen de Corea del Norte podría involucrar a los ejércitos más poderosos del mundo y no está claro hasta qué punto China estaría dispuesta a apoyar a su estado-tapón en una nueva aventura que podría colmar la paciencia de sus vecinos.

Lo que también resulta alarmante es que el actual tablero militar asiático incluye a seis estados con armas nucleares (EE UU, China, Rusia, India, Pakistán y Corea del Norte) sin contar la posible expansión del conflicto a Oriente Medio. Esta es la situación en Asia, el polvorín del mundo.     

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