lunes, 16 de enero de 2012

¿SOPLAN VIENTOS DE GUERRA CONTRA IRÁN?

En los últimos días las noticias sobre Irán se suceden, y no precisamente en un tono optimista. Un joven científico que trabajaba en el proyecto nuclear iraní murió en Teherán víctima de un atentado, la flota de EEUU protagoniza las mayores maniobras militares en la historia del Estrecho de Ormuz, Occidente presiona para estrangular la exportación de crudo iraní y el presidente Mahmud Ahmadineyad de gira por América latina para firmar alianzas estratégicas con Venezuela y Cuba, los rivales regionales de EEUU. Todos estos acontecimientos se han sucedido en los últimos días. No pasa jornada en la que no tengamos conocimiento de otro suceso que hace temer que en 2012 algo grave pasará en Oriente Medio. La última, un últimatum del presidente Obama a Irán. ¿Soplan vientos de guerra contra Irán?  

La rivalidad entre Irán y EE UU se remonta a 1979, a la revolución que derrocó el régimen del Sha e instauró la República Islámica liderada por los ayatolás. Desde entonces son bastantes los episodios violentos sucedidos entre ambos estados, comenzando por el asalto y secuestro del personal de la embajada estadounidense en Teherán, la llamada crisis de los rehenes, que duró 444 días entre finales de 1979 y enero de 1981. En 1980 un Sadam Hussein aliado de Occidente invadió Irán y provocó una horrible guerra de ocho años, y en 1988 un misil de EEUU derribó un avión comercial iraní matando a sus 290 ocupantes. Fueron hechos dramáticos que configuraron la imagen de ambos bandos y crearon una trinchera que perdura hasta hoy.

Irán está rodeada de enemigos. EEUU, y por extensión Occidente, no son los únicos. En la región de Oriente Medio destaca, sobre todos los demás, Israel. Los ayatolás no cesan de exigir la destrucción del estado hebreo, lo que se ha convertido en uno de los discursos fundamentales de la revolución islámica. Israel, por su parte, teme a Irán y exige a sus aliados que eliminen cualquier amenaza que pueda partir desde ese país. Pero Irán también tiene enemigos entre los musulmanes. En concreto, la confesión chiita iraní es muy mal vista por los sunitas de Arabia Saudí, donde además se profesa una variante bastante radical del Islam, la wahabita. Ambas corrientes se llevan enfrentando desde casi los inicios del Islam, a lo que habría que sumar los lógicos conflictos entre las dos potencias predominantes del Golfo Pérsico, ambas importantísimas exportadoras de petróleo.

Pánico nuclear en Israel
Radio de acción de los misiles iraníes.
Este círculo de enemigos hace que los líderes iraníes se sientan rodeados y amenazados, el ingrediente psicológico necesario para intentar conseguir el arma definitiva que podría disuadir a los demás de atacar: la bomba nuclear. EEUU e Israel denuncian que Irán lleva años investigando para hacerse con armamento nuclear, lo que en el caso de Israel produce algo parecido al pánico ya que se encuentra dentro del radio de acción de los misiles iraníes.

Evitar que llegue a tener este armamento es el objetivo estratégico principal de Occidente e Israel, que no dudan en aplicar métodos de dudosa legalidad como son los atentados ‘selectivos’ de personal vinculado al proyecto nuclear y obstaculizar así su progreso.

Israel incluso ha amenazado varias veces con ataques aéreos unilaterales contra las plantas iraníes si EEUU y Europa no toman medidas contundentes. Las consecuencias de este ataque podrían ser muy graves, y seguramente se produciría una escalada que fácilmente podría descontrolarse ya que, no hay que olvidar, Irán controla a los grupos terroristas de Hizbolá en Líbano y Hamás en Gaza. Ambos grupos llevan años luchando contra Israel, combate que el estado hebreo interpreta como una guerra encubierta con Irán.

Una de las medidas de presión sería el embargo de las exportaciones de petróleo iraní. Precisamente el llamado oro negro es, sin duda, el elemento estratégico fundamental de la zona. Irán es el tercer exportador mundial de crudo, la mayoría con destino a Asia. Allí tiene alguno de los clientes más poderosos del mundo, como China, que importa el 10% de las exportaciones iraníes para satisfacer su creciente demanda de combustible.

Los amigos de Irán
Hay quien expresa la teoría de que el conflicto por Irán sería la primera guerra por sustitución entre EEUU y China en el siglo XXI, la primera confrontación entre la superpotencia mundial y la potencia emergente. EEUU querría dominar el Oriente Medio por completo para cerrar así una fuente de exportación de energía para China e influir así en su crecimiento económico. En este sentido, EEUU lleva desde hace más de una década tratando de asegurar su propio abastecimiento de petróleo, lo que para muchos supone la verdadera causa de la guerra y ocupación de Irak.

Irak, por su parte, es otro escenario del conflicto de EEUU con Irán. Una de las consecuencias de la presencia estadounidense en ese país ha sido la llegada al poder de los chiíes tras décadas de dominación suní. Esta llegada al poder no ha sido ni mucho menos pacífica, ya que ha desatado una enorme oleada de violencia entre ambas facciones provocada por venganzas y miedos. De hecho, una de las estrategias de Al Queda en Irak fue la escalada del terror entre los chiíes para provocar una guerra civil.

Esto ha provocado un caldo de cultivo anti suní entre los chiíes iraquíes –fácilmente desviable contra Arabia Saudí- y antiestadounidense por su prolongada ocupación del país. No hay que olvidar que los ayatolás cuentan con un gran prestigio e influencia entre la élite gubernamental de Bagdad, lo que les convierte en aliados naturales de Irán en caso de conflicto. Y tampoco hay que olvidar que ya no quedan soldados de EEUU en Irak que pudieran frenar el hipotético apoyo chií a Irán en caso de guerra.

Sin embargo, donde Irán ha conseguido un golpe de efecto internacional y con un claro mensaje antiestadounidense ha sido en América latina. Recientemente Mahmud Ahmadineyad ha realizado una gira por Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador donde se ha sumado a la retórica antiimperialista de estos países señalando a EEUU como el opresor de la zona. Pero la verdadera intención de Irán es encontrar nuevos socios en la zona para superar las crecientes sanciones internacionales por su programa nuclear.

Armas nucleares, odio religioso, enfrentamiento geoestratégico y lucha por el petróleo. Los ingredientes del conflicto son muchos y muy peligrosos. Y no se circunscriben a Irán. Este país tiene amigos y algunos muy poderosos. China es uno de ellos, aunque sea por interés. También lo es Rusia, que quiere buenas relaciones con Irán para mantener la estabilidad de su zona de influencia en el Cáucaso, que es la mayor zona de producción de petróleo y gas de la zona y cuyo suministro a través de oleoductos y gaseoductos –construidos en la era soviética- está controlado por Moscú ya que pasan por Rusia. Para ello necesita a Irán que a cambio se beneficia de numerosos programas de intercambio tecnológico que también incluyen el programa nuclear.

Medidas contra el programa nuclear iraní
Los avances en este programa están encendiendo todas las alarmas en Occidente que ya está tomando medidas, probablemente para tratar de calmar a Israel y evitar un ataque por su cuenta. La flota estadounidense está en el Estrecho de Ormuz, el lugar por donde salen todos los petroleros del Golfo Pérsico con destino al mundo entero. Oficialmente la flota está participando en unas maniobras militares, pero se encuentra en una posición perfecta para iniciar un ataque. Además, no hay que olvidar que el ejército de EEUU sigue estacionado en Afganistán, con frontera con Irán.

Washington también está muy activo en el frente diplomático, donde ha conseguido convencer a Japón e incluso a China para que reduzcan sus importaciones de petróleo iraní, y se cuenta con que la Unión Europea próximamente anuncie un embargo.

Irán, por su parte, tampoco espera pasivo un posible ataque. El pasado mes de diciembre anunció haber derribado un avión espía de EEUU sobre su territorio y a principios de enero amenazó con cerrar el Estrecho de Ormuz y paralizar así el suministro de petróleo internacional.

Y mientras tanto su programa nuclear sigue avanzando con la idea desesperada de que si es capaz de ensayar con éxito una detonación nuclear en poco tiempo podrá evitar un ataque. Pero EEUU podría atacar pronto precisamente para evitar ese ensayo.

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