Los
resultados de las últimas elecciones europeas en España han confirmado una
tendencia que se veía venir desde hace tiempo, y es que los dos partidos
mayoritarios, PP y PSOE, están perdiendo apoyos a millares. Sin embargo, en vez
de caer en manos de los partidos minoritarios que han ido creciendo en los
últimos años a costa de esta sangría y que ya son habituales en los sondeos de
intención de voto (IU y UPyD), han ido a la abstención y sobre todo a Podemos,
que con cinco eurodiputados ha sido la gran sorpresa de estas elecciones.
Durante la campaña
electoral de las elecciones europeas ninguno de los sondeos publicados logró
acertar el resultado final. Por ejemplo, el barómetro preelectoral del CIS pronosticaba una ligera victoria del
PP con 20-21 escaños; el PSOE 18-19; IU cinco; UPyD tres y Podemos uno.
Tampoco anduvieron más
acertados los sondeos publicados por los medios de comunicación. Por ejemplo, la
encuesta de Metroscopia para El País
hablaba de un empate entre PP y PSOE con 19 escaños; seis para Izquierda Plural
(IU); dos para UPyD y uno para Podemos, que conseguiría un 2,4% de los votos. Sigma Dos predijo para El Mundo que el
PP ganaría las elecciones con 20-21 diputados; el PSOE sería segundo con 18-19;
le seguiría Izquierda Plural con seis y UPyD con cuatro. Podemos solamente
conseguiría el 1,2% de los votos y se quedaría sin representación. Por su
parte, el sondeo de GAD3 para ABC
pronosticaba otra victoria conservadora con 21-22 escaños para el PP; 17-18
para el PSOE; cinco para Izquierda Plural y tres para UPyD. Podemos conseguiría
entre uno y dos con el 3,5% de los votos.
Así se preveía que iba a ser el resultado:
Encuesta preelectoral del CIS. Gráfico de El País. |
Gráfico del Diario de Navarra. |
Al final, el 25 de mayo
ninguno de estos pronósticos se cumplió:
el PP ganó, pero con solamente 16 escaños; el PSOE fue segundo con 14;
Izquierda Plural es tercera fuerza con seis; Podemos es cuarta fuerza política
con cinco escaños y UPyD consiguió cuatro. La participación fue baja en
comparación con las citas electorales nacionales o municipales, de un 45,84%,
pero no tanto como se pronosticó en un principio (se temían hasta cinco puntos
menos). Fue incluso un poco superior a las elecciones de 2009, cuando todavía
no se daba el actual escenario político ni económico. Es decir, el 25 de mayo de
2014 votó casi el mismo número de personas que hace cinco años, pero entre 2009 y 2014 tanto el PP como el
PSOE han perdido más de dos millones de votantes cada uno. ¿A dónde han ido
esos votos?
“Si habitualmente en las europeas el voto de centro se suele
abstener, en esta ocasión ha sido el votante conservador el que se ha quedado en casa y se ha fragmentado la izquierda”, explica el presidente de la
consultora GAD3, Narciso Michavila, en un artículo publicado en ABC tras las
elecciones. Es decir, el votante del PP decidió finalmente castigar a su
partido quedándose en casa y no depositando un voto protesta a favor del
partido surgido con ese fin, Vox, ni eligiendo a otras formaciones a la caza
del descontento conservador, como UPyD.
Esta formación consiguió el 6,5% de los votos, bastante más
que el 2,85% de 2009 y en concordancia con las estimaciones preelectorales,
pero muy por debajo de las expectativas de crecimiento de esta formación, que según
los sondeos de intención de voto (para las elecciones nacionales) llegó a superar el 13% el mes de febrero de 2013.
Y en el caso del votante del PSOE desencantado, un número
importante ha ido a parar a Izquierda Unida, que ha conseguido triplicar sus
resultados con respecto a 2009. Sin embargo, el que podría haber sido un crecimiento
todavía más fuerte de esta formación se ha visto frenado por la aparición de Podemos, que en muchos lugares incluso ha
logrado superar a IU como fuerza política más votada.
Como por ejemplo en la Comunidad de Madrid, donde ha conseguido
el 11,28% de las papeletas frente al 10,51% de IU: En esta región Podemos ha
superado a IU en Madrid capital, y en ciudades de más de 100.000 habitantes
como Alcobendas, Alcalá de Henares, Getafe, e incluso en su feudo regional de
Rivas Vaciamadrid, donde Podemos es la fuerza más votada.
¿Quiénes son los votantes de
Podemos?
El doctor en Ciencias
Políticas José Fernández-Albertos analiza en un artículo publicado en eldiario.es algunas claves de su éxito
electoral, que se podrían resumir en los siguientes puntos:
- Logró la activación del votante de izquierdas que en principio iba a la abstención. Esto explicaría que finalmente la abstención no fuera tan elevada como se predijo.
- Es un voto de los castigados por la crisis, ya que es mayor en aquellos lugares donde ésta ha golpeado más y menor donde el nivel socioeconómico es mayor y la crisis ha tenido menos incidencia.
- Es un voto más joven que el del resto de partidos, es decir, de personas que se sienten menos vinculadas a las formaciones tradicionales.
- Es un voto de ex votantes del PSOE y de IU casi a partes iguales.
Es decir, el votante de
Podemos sería un votante de izquierdas desencantado con las formaciones
clásicas de este espectro ideológico, no solamente con el PSOE sino también con
Izquierda Unida, y que no se plantea votar a UPyD a pesar de que esta formación
se presenta como la superación del bipartidismo.
Frustración en IU y UPyD
Al final, los partidos
minoritarios que aspiran desde 2011 a quebrar el bipartidismo, IU y UPyD, han visto
cómo en las elecciones en las que podrían haber conseguido un salto cuantitativo muy importante, éste se ha frustrado por la aparición de Podemos.
UPyD
no ha logrado captar más votantes
socialistas desencantados de los que ya había conseguido en 2011, ni tampoco ha
logrado crecer a expensas del PP. IU incluso
ha perdido posiciones en muchas plazas a
costa de Podemos, lo que ha impedido a IU sobrepasar su techo del 10%.
Esto explica la
frustración que reflejan las declaraciones de Rosa Díez por un lado (“Los partidos populistas han llegado”), y la
resignación de Cayo Lara, que,
empujado por una parte importante de su partido, ha ofrecido a Podemos
“confluir” en sus políticas, cuando tan sólo unos meses antes el propio Lara y la cúpula de Podemos tuvieron un conflicto por las listas de IU al Parlamento Europeo.
En esta reflexión no se
trata de analizar las causas del desplome de PP y PSOE (análisis que ya se han
producido y se seguirán produciendo en abundancia). Tampoco se busca encontrar
las causas de por qué UPyD e IU han sido incapaces de capitalizar esta caída, a
pesar de que en los últimos tres años su estrategia era precisamente explotar
el gran enfado social con el llamado bipartidismo para lograr más votos.
El objetivo de esta
reflexión es plantear una serie de preguntas que todavía esperan respuesta: ¿Consideran los votantes de Podemos que IU
y UPyD en el fondo son iguales que PP y PSOE a pesar de su discurso
antibipartidista? ¿Han llegado IU y UPyD a su techo electoral? ¿Estamos ante un
voto protesta clásico como el que se suele dar en las elecciones europeas?, o
el éxito de Podemos ¿es el reflejo de un agotamiento creciente de la
legitimidad democrática de los partidos habituales, incluidos IU y UPyD?
Una última pregunta que
surge obligatoriamente es si Podemos ha llegado para quedarse y qué
repercusiones tendrá en el sistema político español, que el pasado 25 de mayo sufrió
el segundo terremoto en lo que llevamos de crisis desde de la aparición del
movimiento 15 M en 2011. Esto plantea la cuestión de fondo, y es si la
decadencia de PP y PSOE será duradera o no. ¿Ha cambiado para siempre el sistema de partidos español?
Artículo disponible en el blog Ssociólogos
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