“El
agua es el elemento y principio de las cosas” (Tales de Mileto). En Oriente
Próximo el agua es fundamental y explica en gran parte las causas del eterno
conflicto que sufre esa tierra desde hace décadas. Generalmente se le achaca a
la religión, pero ésta solamente se da donde viven seres humanos, y éstos sólo
pueden sobrevivir allí donde hay agua. Donde ésta es escasa su control se
convierte en una cuestión de superviviencia y, por tanto, de poder.
En Oriente Próximo el
agua potable se encuentra repartida básicamente entre tres grandes ríos con sus
afluentes: el Jordán, el Tigris y el Eufrates. Sus aguas recorren países como
Turquía, Siria, Irak, Jordania e Israel. Como ya ocurría en la Antigüedad, sus
aguas son imprescindibles para la vida en la zona, por lo que su control se ha
convertido en la verdadera lucha por el poder en la zona.
En 1967 Israel atacó a
sus vecinos árabes en una guerra relámpago, la ‘Guerra de los Seis Días’ que
amplió sus fronteras hasta el río Jordán (Cisjordania) y los Altos del Golán,
en Siria, todavía hoy territorios que cuentan con el estatus de ocupados y que
son reivindicados por palestinos y sirios, no solamente por razones
nacionalistas o religiosas (como ocurre con Jerusalén), sino porque es el único
agua potable de la zona.
Río Jordán. |
Los Altos del Golán son
las fuentes del Jordán, y ese río se mantiene controlado por el ejército
israelí y colonos judíos. Según la ONU,
Israel consigue el 67% del agua que consume de fuera de los territorios que le
corresponden desde la partición en 1948. Además, no se trata
solamente de proporcionar agua suficiente para un alto nivel de vida a la
población israelí, el agua es también un arma para controlar a la población
palestina, como el racionamiento denunciado por Amnistía Internacional en
octubre de 2009.
Es decir, Israel
mantiene su posición de fuerza en los territorios ocupados básicamente para
controlar los acuíferos necesarios para mantener su nivel de desarrollo
económico. Para conseguirlo no quiere o puede compartir el agua con sus vecinos
palestinos, que exigen desesperadamente poder acceder al líquido vital para
poder construir su independencia. Israel lo rechaza y trata de conseguir así
dos objetivos: garantizar su propio suministro y controlar políticamente a los
palestinos.
Por otra parte, el
control de los Altos del Golán se explica oficialmente para evitar ataques
sirios al norte de Israel, cuando en realidad así se controla la cuenca del
Jordán. En 1967 Israel ocupó y se atrincheró en esa zona sin intención de
retirarse, lo que ha provocado –entre otras razones- que el conflicto con Siria
se mantuviera vivo mientras sí se negociaban tratados de paz con los vecinos
egipcio y jordano. Es por ello que a Israel le obsesiona la guerra civil que
está sufriendo Siria, ya que su desenlace puede romper el estatus quo que
pervive en la zona desde hace 45 años.
Siria, la guardiana del agua
Altos del Golán. |
Siria es un país clave
en Oriente Próximo que, a pesar de su aridez, tiene contacto directo con todos los
principales acuíferos de la zona, ya que además del Jordán, también lo tiene
con los ríos Eufrates y Tigris. Ambos nacen en Turquía y atraviesan el norte de
Siria antes de adentrarse en Irak. Ambos ríos son fundamentales para la vida en
lo que los antiguos llamaban Mesopotamia, por lo que el control de su cauce puede convertirse en un factor político
fundamental: por ejemplo, la construcción de una presa en Turquía puede controlar
el nivel del agua en el resto del recorrido de los ríos y por ello influir directamente
en la vida de Siria e Irak. Y eso es precisamente lo que está ocurriendo.
Desde hace décadas
Turquía está construyendo un enorme sistema de presas para conseguir energía conocido
por sus siglas como GAP y que afecta, sobre todo, al Eufrates. Precisamente el
Eufrates es fundamental para Siria, ya que si este país cuenta con 33.700
millones de metros cúbicos de agua potable en superficie, 26.000 millones son
de ese río. Las presas turcas pueden controlar la cantidad de agua que reciben
los sirios, y con ello, tienen el poder. Esto explica la animadversión entre Siria y Turquía que en los últimos días ha estado escalando hasta llegar a la
concentración de tropas turcas en la frontera siria.
Pero al igual que
Turquía controla el agua que fluye hacia Siria e Irak, Siria también lo puede
hacer con respecto al caudal que fluye hacia su vecino iraquí, teniendo en sus
manos el abastecimiento de agua en esta zona tan sensible políticamente.
Río Eufrates. |
Siria está en plena
guerra civil y existe una enorme incertidumbre sobre su futuro. Israel, su vecina
del sur, ve como su percepción de aislamiento e incluso de asedio se refuerza
con los cambios provocados por la ‘Primavera Árabe’, ya que en Egipto el
régimen de los militares –aliado de los EEUU y socio de Israel- está
tambaleándose con la victoria electoral islamista. El futuro de Siria es
fundamental para Israel, ya que, entre otras cuestiones, afecta a su ocupación
de los Altos del Golán y con ello a su abastecimiento de agua. Del desenlace de
la lucha en Siria puede depender el futuro de Israel.
En Siria se enfrentan
el régimen laico y también militar de Bashar Al Assad con su propio pueblo,
políticamente indefinido. Aunque el móvil que ha provocado la insurrección sea
la voluntad de democracia, resulta lógico pensar que los mayores beneficiados
de esta revuelta sean en un futuro los islamistas, los únicos que han mantenido
una estructura y organización política opositora a los regímenes dictatoriales,
ya sea en Siria, Egipto o en Libia. Los islamistas son los herederos políticos
de los nacionalistas pan árabes de los años 50 y 60, es decir, carecen a priori
de intereses comunes con Occidente por lo que no son controlables por los EEUU
y sus aliados. Esto les hace peligrosos a sus ojos.
Así pues, en Siria no
se lucha ni por petróleo ni por gas. Nos se trata de un país que tenga recursos
energéticos que sean explotados por otras potencias. Pero sí es fundamental
como pieza central del puzle geopolítico de Oriente Próximo, ya que de sus aguas
dependen los demás países que sí son fundamentales en las grandes estrategias
políticas, militares y económicas.
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