viernes, 20 de julio de 2012

NUNCA FUE MÁS NECESARIO SER DE IZQUIERDAS


La ofensiva del capitalismo ha llegado a España. Con la excusa de la crisis, la derecha está desmantelando el frágil Estado Social construido por los gobiernos socialistas en los años 80 y destruyendo derechos sociales y laborales que costará mucho tiempo y esfuerzo recuperar. Copago sanitario, educación pública precaria, Ley de Dependencia muerta, prestación de desempleo y pensiones en peligro, etc… Está naciendo la ley de la selva, la del más fuerte. Y en ese mundo sólo prevalecerán los más ricos. Por eso es importante resistir. 


La crisis es una excusa porque el PP aplica unos recortes –ajustes como lo llaman ellos- que reducen la capacidad de adquisitiva de los trabajadores eliminando pagas a los funcionarios, bajando las prestaciones de desempleo, facilitando el despido y subiendo los impuestos indirectos. Se llega así a la paradoja de que nunca hemos pagado más impuestos y recibido menos servicios públicos que ahora. Esto impide el consumo y el endeudamiento, y esto es lo que mata a las empresas, al menos a las pequeñas y medianas. A la crisis por la crisis.
 

Es una ofensiva de los más poderosos que nunca han aceptado que los trabajadores alcancen un nivel de prosperidad humilde pero estable. No creen en la igualdad de oportunidades, la base del Estado de Bienestar y de la socialdemocracia. Es más, la socialdemocracia es el gran enemigo del capital. Es para ellos en el siglo XXI lo que el comunismo en el XX: el gran rival que hay que eliminar una vez que ha cumplido su papel histórico de integrar a los trabajadores en el sistema capitalista tras la Segunda Guerra Mundial. Y para ello la derecha ha utilizado todos los medios, empezando por los propagandísticos, que han calado con fuerza entre las personas a las que más afecta esta ofensiva. Ya se perciben los primeros efectos.


Hoy los sindicatos y los partidos socialistas están desacreditados. Los trabajadores no les encuentran creíbles porque su discurso parece el de los empresarios. Además, la imagen que se tiene de estas organizaciones es de una casta de privilegiados ajenos a la realidad y a los problemas de la gente común. Es a estas organizaciones de izquierda a las que se dirigen cuando dicen que sobran políticos y que cuestan mucho dinero. Habría que eliminarlos, dicen. Como en la dictadura


Desgraciadamente en parte la crítica a los partidos y sindicatos tiene algo de razón, ya que los partidos socialistas se han convertido en organizaciones opacas y burocratizadas que no atraen a militar en ellas y los sindicatos se han replegado a un segmento minoritario y ‘aristocrático’ de la clase trabajadora abandonando al resto. Los políticos socialistas aparecen en igualdad con los de la derecha y por ello su discurso parece sospechoso y nada creíble. Falta un discurso coherente, valiente y, sobre todo, propio. 


Una percepción interesada
Esta percepción, sin embargo, es interesada y peligrosa. Se callan los privilegios de los capitalistas y empresarios millonarios, como si sus fortunas estuvieran limpias de polvo y paja y no fueran fruto de la explotación inmisericorde de los trabajadores. Todos son iguales, la frase más peligrosa para el socialismo, ha cuajado. Cuando el PP aplica los recortes más duros de la historia de la democracia española, las manifestaciones de indignación también afectan a la sede socialista. Es una maniobra interesada, porque si bien la derecha sobrevivirá a estas explosiones de rabia, el PSOE puede sufrir definitivamente un descalabro que no sería otro que dejar de ser la organización que representa los intereses de la clase trabajadora en España. La consecuencia no podría ser más terrible: la absoluta desnudez de los trabajadores ante los patronos. La ley de la selva.


Estos se están dispersando entre IU –los que menos-, UPyD y su revisionismo nacionalista y de derechas, y el movimiento 15-M, una amalgama de individuos y organizaciones minoritarias con un mínimo crítico en común, pero casi ningún argumento constructivo compartido. Intentan penetrar las fortificaciones de la policía alrededor del Congreso de los Diputados a pesar de que dentro ya hay representantes suyos a los que, sin embargo, no les reconocen su voz.

Es imprescindible recuperar esa voz. Tanto dentro de las instituciones como en la calle. Los socialistas somos los representantes de los trabajadores y tenemos que identificar a nuestros enemigos, al igual que ellos nos han identificado a nosotros.


Tenemos que resistir esta ofensiva con nuestra voz y nuestros actos. Más democracia, más ideas, más socialismo. Volver a conectar con nuestra gente, dejar de ser una élite sindical y política. Denunciar las injusticias, luchar contra ellas y usar la democracia y sus instituciones para defender los intereses de la mayoría frente a una minoría poderosa. Y por ello es importante, vital, recuperar el Partido para los trabajadores.


El colectivo de militantes y simpatizantes socialistas Más Izquierda Madrid quiere recuperar la credibilidad de los socialistas, denunciando los atropellos de la derecha y apoyando las causas que resisten a esta ofensiva y miran hacia el futuro. Porque el socialismo no puede ser solamente una serie de frases huecas ni el instrumento demagógico para satisfacer el ego de unos pocos a costa de la identidad de todos nosotros.


Como dijo recientemente un destacado dirigente socialista, “nunca ha sido más difícil ser de izquierdas, pero nunca ha sido más necesario”. Creo que tiene razón.

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