Como siempre antes de unas elecciones los partidos políticos tratan de escenificar una imagen de unidad y de organización sin fisuras de cara al electorado. Pero es de dominio público que en el Partido Popular existen dos grandes corrientes que no solamente se enfrentan por el poder orgánico y/o institucional, sino que representan diferentes formas de entender el papel de un partido conservador. Como el dios romano Jano, el PP tiene dos caras diferentes. ¿Qué consecuencias puede tener tras las elecciones del próximo 20-N?
Dos ejemplos sobre la tensión interna en el PP y en la órbita de la derecha española: El pasado 20 de octubre la banda terrorista ETA anunciaba el “cese definitivo” de su actividad terrorista. El presidente nacional del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, lo calificó de “gran noticia”. Sin embargo, no todos en el PP siguieron este discurso. Así, mientras la mayoría de la clase política española celebraba este anuncio histórico, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, trató de restarle importancia afirmando que “los comunicados de ETA tienen credibilidad cero” y acusó al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero de “romper todos los consensos desde la Transición”. Como ella, otros cargos del PP, como Jaime Mayor Oreja –caracterizado por sus ataques mordaces al Gobierno y de acusarle de estar en sintonía con ETA- secundaron las palabras de Aguirre.
Por otro lado, el 16 de enero de 2010 el canal Intereconomía emitió una entrevista de Carlos Dávila a FedericoJiménez Losantos. En ella, el locutor de EsRadio y vicepresidente de la web Libertad Digital, acusó al presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, de ser responsable de su despido de la cadena Cope. En concreto, Losantos dijo que hubo “presiones de tres niveles: la del Rey, la del Gobierno y la de Mariano Rajoy”. Más adelante en la entrevista, Losantos fue más duro todavía con el líder del PP: “Rajoy lo peor. Yo que he pedido el voto para Mariano Rajoy y he pedido perdón por ello. El PP ahora es el PPOE. Está repitiendo exactamente el molde de 17 taifas del PSOE”.
Estos son ejemplos de personas que integran la facción “liberal” del PP. Defienden la misma ideología que el Partido Republicano en los EEUU, es decir, la mínima intervención pública en la vida de los ciudadanos y las menores trabas a la iniciativa privada en los asuntos económicos. Las consecuencias prácticas en la Comunidad de Madrid son la creciente externalización de los servicios públicos, ofertados cada vez más por empresas privadas, tanto en el ámbito de la educación, como en la sanidad y los servicios sociales. A esta concepción ultraliberal en lo económico se suma una ideología muy tradicionalista y conservadora en lo social. Aguirre ha sido la primera en oponerse muy duramente a las leyes del Gobierno socialista en materia de educación (Educación para la Ciudadanía), la interrupción voluntaria del embarazo, las bodas entre homosexuales, etc. Esto también se aplica a la reacción ante las reformas de los estatutos de autonomía, sobre todo el catalán, en cuya crítica y denuncia Aguirre fue protagonista y de alguna manera obligó a Rajoy a actuar.
Por el contrario, la facción contraria encabezada por Mariano Rajoy y a la que pertenece el archienemigo de Aguirre y mano derecha de Rajoy, el alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón, o no se ha pronunciado directamente en contra de estas leyes –al menos no lo ha hecho con la misma fiereza que Aguirre- o ha escenificado su apoyo indirecto a estas normas, por ejemplo con respecto a las bodas entre homosexuales. Esta es una corriente más liberal en lo social dentro del PP. Quizás sus protagonistas no estén de acuerdo personalmente con estos asuntos, pero saben que la sociedad española en su mayoría los apoya y lo respeta. Esta cara del PP es la más parecida a la de los partidos conservadores en otros países europeos, con una larga tradición de vinculación con el Estado social. En Alemania, por ejemplo, éste se debe a la CDU de Adenauer en los años 50 y 60, y sigue vigente tras años de gobierno conservador.
¿Cómo se desarrollará este conflicto con el PP en la Moncloa?
Lo que por el momento es un conflicto interno de un partido político puede tener consecuencias para la sociedad a partir del próximo 20 de noviembre si el PP, como es previsible, gana las elecciones generales. Dependerá de qué tipo de mayoría consigue. Si es absoluta, como se prevé, Rajoy “reinaría” en solitario, lo que estabilizaría enormemente su liderazgo tanto interno como con respecto a otros partidos, teniendo en cuenta que este resultado dejaría al PSOE fuera de combate y enfrascado en conflictos internos durante un tiempo.
La única oposición real a Rajoy sería interna, la de la corriente ultraliberal y, sobre todo, partiría de los medios de comunicación de extrema derecha que, en el caso de la Comunidad de Madrid al menos, deben sus frecuencias de emisión al reparto llevado a cabo por Esperanza Aguirre en el verano de 2005.
Como ejemplo, resulta muy interesante la buena sintonía que existe entre Federico Jiménez Losantos y Esperanza Aguirre –a la que debe la concesión de la frecuencia para EsRadio-, es decir, entre los sectores más radicales de la derecha mediática y la presidenta madrileña. Este apoyo podría manifestarse en constantes presiones a Rajoy y a su equipo de gobierno, y seguramente no dudarían en buscar situaciones incómodas al nuevo gobierno del PP, que tendría que tomar posiciones claras en algunos asuntos heredados del Gobierno de Zapatero y muy sensibles para el electorado conservador del PP. Por ejemplo las bodas homosexuales, el Estatuto de Cataluña, y sobre todo el fin de ETA. Rajoy tendría que definirse entre soluciones “de mayoría” de estos asuntos, es decir, acatar la voluntad de la mayoría de la sociedad, o inclinarse ante las expectativas de su electorado más conservador azuzado por los medios radicales.
En todo caso, las dos caras del PP son consecuencia del proceso de aglutinamiento de la derecha española en un partido político y es la expresión de los conflictos y diferentes posturas dentro de este campo. Lo que hace diferente este conflicto interno al de otros partidos, es que en este caso uno de los bandos cuenta con un apoyo mediático muy ruidoso y eficaz, y cuenta con una gran capacidad de presión interna. Las consecuencias que esto pudiera tener para todos los españoles podrá observarse en los próximos meses, si no ocurre ninguna sorpresa.
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