Martin Schulz, líder del SPD |
Alemania
se encuentra ante una crisis política inédita en su historia democrática: la imposibilidad
de formar un gobierno de mayoría presidido por Angela Merkel, podría conducir
al primer gobierno en minoría de la República Federal Alemana, o a la repetición
de las elecciones. Pero también se está abriendo poco a poco una puerta que
parecía cerrada a cal y canto: la tercera gran coalición desde 2005. Del
tajante y contundente “no es no” de Martin Schulz, el secretario general y
candidato de los socialdemócratas, se ha pasado a un “veremos” en los últimos
días.
Alemania no está
acostumbrada a su actualidad política. Durante casi 70 años, desde la fundación
de la República Federa en 1949, el sistema político se había caracterizado por
su estabilidad y su previsibilidad: siembre han gobernado los
democratacristianos de la CDU, con excepción de los años 70, en los que fue el
turno de los socialdemócratas de la SPD. En todos los casos, con excepción de
algún gobierno con mayoría absoluta al comienzo con Konrad Adenauer al frente,
los gobiernos eran de coalición con el pequeño partido liberal FDP. Era tal la influencia
de este pequeño partido bisagra que la pregunta no era si iba a participar en el
Gobierno, sino con qué partido: ¿CDU o SPD?
Esta pregunta se ha
mantenido vigente hasta hace poco, e incluso ha sobrevivido a la progresiva
fragmentación política alemana, primero con la aparición de los Verdes tras las
protestas antinucleares de los años 80, y después con la de los poscomunistas
de Alemania del este del PDS (hoy llamado Die Linke) tras la reunificación en
los años 90. De hecho, recientemente la FDP ha sido socio de Angela Merkel en
la legislatura entre 2009 y 2013. Sin embargo, sus líderes han roto
recientemente la tradición progubernamental de su partido y han provocado una
crisis sin precedentes.
El líder del FDP, Christian
Lindner, ha protagonizado por sorpresa una “espantá” de su partido levantándose
de la mesa de negociaciones en la que se estaba debatiendo un proyecto
arriesgado: una coalición “jamaicana”, por los colores de la bandera de ese
país que coinciden con los de los partidos políticos protagonistas: negro
(CDU), amarillo (FDP) y los Verdes. Eran los tres únicos partidos que, a priori,
no se negaban a sentarse a negociar, y, además, entre los tres superaban la mayoría
absoluta con 393 escaños. Es decir, tras la negativa tajante del SPD a volver a
pactar, a Merkel solamente le quedaban FDP y Verdes, ya que se niega a hablar
con Die Linke y AfD.
Los analistas políticos
coinciden en que, si había algún candidato para abandonar esta coalición ‘antinatura’,
ese era el partido de los Verdes con sus 67 diputados. Por eso la huida de los liberales y sus 80
escaños ha provocado estupor, aunque también los ha puesto en el centro de la
agenda mediática y eso les ha puesto de moda: según las últimas encuestas, su
intención de voto estaría en el 12%, la mejor cifra desde hace ocho años. Un porcentaje
muy interesante para los liberales alemanes, que en las elecciones de 2013 no
consiguieron superar el 5% de los votos y se pasaron por ello una legislatura
completa fuera del parlamento alemán, el Bundestag.
Precisamente la
composición actual del Bundestag tras las elecciones del pasado 24 de septiembre
es la causa de esta crisis. Por primera vez en décadas, la fragmentación
política en el parlamento hace imposible un gobierno de mayoría con una
coalición simple de dos partidos, a no ser que se trate de una gran coalición.
A los partidos habituales (CDU, SPD, Verdes, Die Linke), se han sumado FDP
(tras su vuelta al superar esta vez sí el 5%) y la ultraderecha populista de
AfD. Son seis partidos que se reparten los escaños y que obligan a pactos
complicados para llegar a acuerdos, y más después de que los socialdemócratas
rechazaran de plano y sin ambages reeditar la gran coalición después de las
elecciones. Ese rechazo fue el origen de las negociaciones de ‘Jamaica’. Ahora
que han fracasado, ¿qué pasará?
Toda
la presión para el SPD
SPD como partido más votado en las
circunscripciones electorales alemanas:
Arriba en 2005 y abajo en 2017
|
El SPD cosechó el pasado 24 de septiembre el peor resultado de su historia desde 1949: el 20,5% de los votos y 153 diputados. En la noche electoral, el candidato y secretario general, Martin Schulz, descartó categóricamente que los socialdemócratas fueran a revalidar una nueva gran coalición con Merkel. Las elecciones acababan de poner fin a la segunda (la primera se produjo entre 2005 y 2009), y cada vez que el SPD se aliaba con la derecha para garantizar la gobernabilidad de Alemania, perdían votos y credibilidad: Entre la primera y la segunda gran coalición, el SPD ha perdido más de 6,5 millones de votos, por lo que a nadie se le escapa que pactar con Merkel no sienta bien al principal partido de la izquierda alemana. Martin Schulz anunció por ello que el SPD pasaría a la oposición, y el entonces portavoz parlamentario, Thomas Oppermann, afirmó que el SPD buscaría una “mayor polarización con la CDU”.
Sin embargo, tras el
fracaso de las negociaciones de la coalición ‘Jamaica’, la presión ha pasado al
tejado de la SPD. Merkel ha afirmado que se niega rotundamente a gobernar en minoría,
y no descarta convocar de nuevo elecciones si no se llega a ningún acuerdo: una
amenaza clara a los socialdemócratas, pasándoles la pelota de la responsabilidad
de la estabilidad del país, y de unas nuevas elecciones en las que la
ultraderecha del AfD incluso podría aumentar los votos.
Un actor fundamental en
esta maniobra es el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier. Es socialdemócrata
y ha sido ministro de Asuntos Exteriores en los dos gobiernos de gran coalición
con Merkel, además de candidato del SPD en las elecciones de 2009. Steinmeier
ha apelado a la responsabilidad de Schulz para participar en una ronda de
conversaciones con la CDU, en principio sin ningún tipo de compromiso, “sólo
para sondear”. Pero a nadie se le escapa que este socialdemócrata ha puesto muy
difícil decir “no” al secretario general de su partido.
Schulz ha aceptado
participar e incluso no se cierra ya a formar gobierno con Merkel, aunque, de
cara al congreso del SPD que se celebrará en pocas semanas, trata de blindarse y
ha anunciado que, en todo caso, serán los militantes los que decidirán si hay
una nueva gran coalición o no. La tormenta ya ha estallado en el seno del SPD y
las Juventudes ya han anunciado su rechazo más absoluto a la gran coalición,
mientras que los barones, los presidentes de los Länder del SPD, están a favor.
En dos meses, el SPD ha
pasado del “no es no” al “veremos”. Incluso se han formulado algunas exigencias
a Merkel de cara a un futuro gobierno, como si una tercera gran coalición ya
fuera posible y solamente se tratase de negociar los flecos. ¿Habrá una tercera Grosse
Koalition?
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