sábado, 14 de diciembre de 2013

¿La democracia no es para pobres?

Un estudio de la Fundación Bertelsmann indica que la abstención electoral se dispara en los distritos más humildes, mientras que la participación en las votaciones es muy alta en los más pudientes. ¿Quiere decir que los ricos votan y participan en democracia y los pobres se quedan en casa? ¿Qué implicaciones puede tener para el futuro?

La Fundación Bertelsmann ha publicado un estudio basado en los datos de las últimas elecciones federales alemanas del pasado 22 de septiembre. La conclusión no puede ser más clara: la abstención electoral es mucho más alta en los lugares de menos renta, más paro y menos nivel educativo que en los distritos más ricos, con mayor tasa de empleo y un nivel educativo más alto.

El estudio enciende todas las alarmas y vincula la creciente precarización laboral en Alemania con el aumento de la abstención electoral en los últimos años. En la última cita electoral federal del pasado mes de septiembre, la abstención fue del 28,5% y en la cita anterior, en 2009, lo fue del 29,2%. En cambio, hace 30 años la abstención en Alemania era de un tercio con respecto a la de ahora: del 10,9% en 1983 y del 11,4% en 1980, por poner dos ejemplos de hace una generación. ¿Ha ido bajando la participación electoral a medida que se iban destruyendo las condiciones de prosperidad y seguridad laboral y se iba abriendo paso la precarización en el mercado de trabajo?

Evolución de la abstención en Alemania hasta 2009.

Parece que así es. Según el último Informe Social de 2013 publicado el pasado 27 de noviembre por la Oficina Federal de Estadística de Alemania, el porcentaje de población en riesgo de caer en la pobreza aumentó en los últimos años y creció del 15,2% de 2007 hasta el 16,1% en 2011. Este empobrecimiento de la sociedad ha ido de la mano de la precarización laboral. Así, el número de personas sin contratos a tiempo completo o con empleos temporales creció hasta alcanzar prácticamente a un cuarto de la población (22%), afectando especialmente a las mujeres (33%), los jóvenes entre 15 y 24 años (33%) y aquellos que carecen de titulación (37%).

Es decir, los alemanes se han ido empobreciendo en los últimos años, lo que ha podido influir en una bajada importante de la participación en las elecciones. Coincide con la tesis del estudio de Bertelsmann, que indica que en los distritos con mayor abstención electoral en Alemania se dan las siguientes pautas:

  •           Hay casi diez veces más personas que podrían clasificarse entre los sectores sociales más precarizados (un 67%) que en los de menor abstención electoral (sólo un 7%).
  •         Hay cinco veces más personas sin empleo (14,7%) que en los distritos de menor abstención (3%).
  •       Hay casi el doble de personas sin graduado escolar (15,2%) y más de la mitad  de personas sin bachillerato (18,2%) que en los distritos de mayor participación electoral.
  •      La media de renta anual familiar es de 35.000 euros, un tercio por debajo de los distritos donde más se vota, que es de 52.000 euros.


Una de las conclusiones a la que llega el estudio es que “el paro perjudica a la democracia”. Otra es que mientras mayor sea el nivel educativo, mayor es la participación en las elecciones. Por lo tanto, mientras mayor sea la tasa de desempleo y la de fracaso escolar, menor será el interés en participar en democracia y mayor la abstención. ¿Estas conclusiones son aplicables a España?


¿Se puede aplicar a España?

Echando un rápido vistazo a las últimas cifras, y sin pretensiones empíricas ni científicas, parece que las conclusiones del estudio sí son aplicables a nuestro país. Las últimas elecciones a nivel nacional fueron las generales del 20 de noviembre de 2011, en las que se produjo una abstención del 28,31%, un nivel muy parecido al alemán del pasado septiembre pero con una tasa de paro muy superior, rozando el 23% en ese momento mientras que el desempleo en Alemania en el mes de sus elecciones era de solamente el 6,6%.

Datos: Ministerio del Interior.

El estudio de la Fundación Bertelsmann se hizo comparando diferentes distritos electorales alemanes, y las mayores diferencias se encontraron entre barrios de las grandes ciudades como Berlín, Múnich, Hamburgo o Colonia, comparando sus niveles de participación electoral y otras variables como la tasa de paro. Si se observan las cifras de Madrid, por ejemplo, las conclusiones del estudio vuelven a ser válidas.

Por ejemplo, echando un rápido vistazo al mapa electoral de los barrios madrileños en noviembre de 2011, destaca que el barrio con mayor abstención electoral era el de San Cristóbal, en el distrito de Villaverde, con el 39,16%, seguido por el de Orcasur, en Usera, con el 38,67%. En ambos casos la abstención superaba en diez puntos a la abstención a nivel nacional, y en ambos casos esta abstención coincidía con barrios con una tasa de paro muy alta. En San Cristóbal, el paro en noviembre de 2011 era del 25,1%, mientras que en Orcasur afectaba al 22,81% de la población.

Por otro lado, la menor abstención en las elecciones se produjo en los barrios de Niño Jesús, en el distrito de Retiro, con un 16,72%, y en el barrio de Fuentelarreina, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, con un 16,89%. En Niño Jesús el paro en noviembre de 2011 era del 8,25%, mientras que en Fuentelarreina el desempleo solo afectaba al 7,29% de la población.

Siguiendo las pautas del estudio de la Fundación Bertelsmann, si se tiene en cuenta el nivel de renta per cápita, los distritos de Villaverde y Usera están entre los más desfavorecidos. La media anual de ingresos en Usera era en 2009 (últimos datos estadísticos disponibles) inferior a 18.400 euros, y en Villaverde menor de 21.200 euros. En cambio, en el distrito de Retiro la renta per cápita anual era de más de 24.000 euros y en Fuencarral – El Pardo era superior a 21.200. La falta de datos específicos por barrios distorsiona las cifras, ya que en el distrito de Fuencarral – El Pardo, por ejemplo, se dan grandes desequilibrios entre los diferentes barrios que componen el distrito y que afectan a la media de la renta per cápita.  

Por último, y teniendo en cuenta la variable del nivel de estudios de la población para explicar la abstención, los datos de Madrid también avalan las conclusiones del estudio. Así, según estadísticas municipales de 2012, el distrito de Villaverde es de los que tiene menor población con estudios superiores (no más del 14,77%). Usera se encuentra en el siguiente escalón, con no más del 28,3% de su población con un título superior. Al otro lado se encuentran los distritos de Retiro y Fuencarral –El Pardo con una horquilla entre el 42% y el 55,5% de su población con estudios superiores.

Es decir, efectivamente en los resultados electorales de noviembre de 2011 en Madrid se cumplen las pautas del estudio de la Fundación Bertelsmann: Los dos barrios con mayor abstención estaban entre los de mayor tasa de paro, menor renta per cápita y menor nivel medio de estudios de la capital de España. Por otro lado, la población de los dos barrios con mayor participación electoral estaba entre la que tenía menos parados, más renta y mayor nivel de estudios.  


España, ¿condenada a sufrir una gran abstención electoral?

Teniendo en cuenta estas conclusiones y la actual situación de crisis económica y de afección a las instituciones, ¿qué futuro le espera a la participación electoral en España?

Observando las variables utilizadas por el estudio para explicar la abstención, en España todas ellas han crecido mucho en los últimos años. La tasa de paro a nivel nacional ha ido aumentando hasta situarse en el actual 26,7%, casi cuatro puntos más que en noviembre de 2011. El nivel de renta de los españoles también ha bajado. Según datos recientes publicados por Eurostat, el PIB por habitante en 2012 se quedó en el 96% de la media europea, retrocediendo a una situación de hace 14 años. Y por último, la tasa de abandono escolar en 2012 era del 28,8%, el doble que la media europea, que era del 14,5%, según Eurostat.

Datos del CIS.

Las consecuencias se han reflejado en un aumento de la intención de abstenerse en las urnas. Las últimas encuestas sobre intención de voto reflejan una enorme desafección por la política y unos niveles de abstención muy altos. Por ejemplo, en el Barómetro del CIS del pasado mes de octubre, un 28,7% de los encuestados respondió que no votaría sumando la intención de voto y la simpatía. En el Barómetro del pasado mes de julio era un 29,3%.

Sin embargo, hay otras encuestas que prevén una abstención masiva. Un sondeo de marzo de 2013 de la empresa Simple Lógica, socia de Gallup en España, preveía en ese momento que menos de la mitad de los votantes, el 48,3%, participaría en una elecciones generales. O dicho de otra manera, la abstención sería del 51,7%, una cifra que batiría todos los récords.

¿Puede pasar? ¿Se sentirán los ciudadanos cada vez más ajenos respecto a la democracia a medida que empeore su nivel de vida? 


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