La dirección de Radio
Televisión Madrid ha dado orden de comenzar el que, probablemente, será
penúltimo acto de la dilatada vida del ente público: el despido masivo de sus
trabajadores. En concreto, ha convocado un concurso por 235.950
euros para que una empresa externa le asesore en el proceso de reestructuración de la empresa
pública. Esa reestructuración, aseguran desde la dirección, es necesaria debido
a los elevados costes que supone para los ciudadanos en plena época de crisis.
La que fue durante
muchos años una televisión de vanguardia y todo un ejemplo para el resto de
cadenas en España, se ha convertido ahora en una ruina humeante de baja calidad
y nula credibilidad, bastión reconocido en toda España de la propaganda
reaccionaria al servicio del ego político de Esperanza Aguirre.
El objetivo último y
confeso de Aguirre es privatizar Telemadrid. Pero para conseguirlo necesita
argumentos, y ella misma se ha encargado de fabricarlos en los últimos años. Al
convertir Telemadrid en su oficina de propaganda, muchos miles de madrileños
optaron por abandonar su fidelidad a los hasta entonces únicos informativos de
televisión de calidad en la región. Consecuencia, menos audiencia y por lo
tanto menos ingresos por publicidad. Empezaba el camino de la inviabilidad
económica del ente público, reforzado por la adjudicación a dedo de altísimos
presupuestos a programas de amigos que no generaban ninguna audiencia pero sí
elevadísimos costes, o la externalización de servicios que pueden realizar los
trabajadores d ela propia casa.
Este despilfarro
acumulado en los últimos años ahora provocará un ERE que no deja de ser otra
cosa que un saneamiento previo –pagado por todos los madrileños- a la
privatización una vez que el Gobierno de Rajoy cambie la ley estatal que impide
a los ejecutivos autonómicos decretar esta medida.
Una jugada redonda
La jugada ha sido redonda
para la derecha, ya que mientras llegaba a este punto de degradación necesaria para
su privatización, Telemadrid ha servido de vocero de la derecha del PP y ha
formado parte de la red de medios de comunicación reaccionarios y de su
estrategia de intenso desgaste del anterior Gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero.
En resumen: el PP ha
generado la ruina de Telemadrid con la que argumentarán su privatización, y
mientras tanto han utilizado esta televisión pública para hacer propaganda
descarada destruyendo toda su credibilidad informativa. Una jugada redonda que,
por supuesto, se premia: sus ejecutores ya están tomando posesión de sus nuevos
asientos en la dirección de TVE. ¿Para realizar la misma jugada en el ente
público estatal?
Los primeros indicios dicen que sí: cambio de la norma de
elección de la dirección en el Parlamento, purga de profesionales, eliminación de los programas
de más éxito, etc. Está claro que la derecha piensa destruir el modelo de
televisión pública profesional, objetiva y eficiente creado por el Gobierno de
José Luis Rodríguez Zapatero.
Destruir para
privatizar, y privatizar para vender a sus aliados y perpetuar así el control
mediático independientemente de las mayorías parlamentarias. Y es que Esperanza Aguirre y el
PP tienen una estrategia de reordenación del panorama de la comunicación de la
que carece la izquierda.
Ya en 2005 el Gobierno de la Comunidad de Madrid
aprovechó el paso a la TDT decretado por el Gobierno socialista de España para
adjudicar los canales a una lista de medios
afines a la derecha o, al menos, no simpatizantes con los socialistas. La
consecuencia ha sido que, siete años después, estos medios se han consolidado e
incluso se han reforzado con respecto a su posición anterior. Nacieron así Intereconomía y Libertad Digital, y Pedro J. Ramírez pudo dar el salto a la televisión huyendo de la exclusividad del periódico de papel, herido de muerte.
Todo gracias a
Esperanza Aguirre, que sabe como cobrarse los favores. Y lo hace.
Pincha aquí para acceder a la web de los trabajadores de Telemadrid.
Lo más triste es que este despilfarro encubierto para desprestigiar lo público también es flagrante en la Educación y la Sanidad. El Gobierno de nuestra Comunidad de Madrid, en vez de defender lo público, lo están destrozando, en una clara táctica de sacar pecho ante sus colegas reaccionarios y ultraliberales del Tea Party, como el amigo Romney. DAN GANAS DE VOMITAR
ResponderEliminarEs la misma estrategia: desprestigio, arruino, digo que no merece la pena mantener un servicio deficiente y caro y con ello consigo el argumento para venderlo. Es la ideología de la derecha: el que quiera algo que se lo pague.
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