El pasado 13 de mayo la
canciller alemana y líder del partido conservador CDU sufrió una derrota
espectacular en el Bundesland más poblado e importante de Alemania, Renania del Norte – Westfalia (Nordrhein-Westfalen). De un empate técnico en 2010 del 34%
con su gran rival, los socialdemócratas del SPD, la CDU fue barrida este año
perdiendo más del 8% de los apoyos electorales. La SPD, por su parte, aumentó
en un 4,7% sus apoyos y fue la clara vencedora de las elecciones. Después de la
victoria socialista en Francia y las victorias regionales del SPD, ¿está
comenzando la cuenta atrás de Angela Merkel?
Con alrededor de 17,8
millones de habitantes de los casi 82 millones de Alemania, el Land de Renania
del Norte es el más poblado (con una densidad de 523 habitantes por kilómetro
cuadrado) y más urbanizado del país. Allí se encuentran 29 de las 80 ciudades
de más de 50.000 habitantes alemanas, como por ejemplo Colonia, Düsseldorf,
Dortmund o Essen, todos ellos importantes centros industriales y económicos de
la locomotora de Europa.
Tradicionalmente esta
zona siempre ha sido el corazón económico de Alemania. Ya desde finales del
S.XIX la llamada cuenca del Ruhr era la mayor mina de carbón del país y como
eso era lo que necesitaban las fábricas para funcionar, era también el mayor
centro industrial del centro de Europa. Esto hizo que allí se concentraran
centenares de miles de trabajadores con sus familias, lo que electoralmente
convirtió la zona en un feudo de la izquierda alemana. Lo fue durante un siglo
hasta que la derecha ganó en 2005.
Renania del Norte, cuna de
cambios
El SPD estaba sufriendo
en ese momento enormemente en credibilidad y apoyos electorales debido a las
reformas sociales del entonces canciller Gerhard Schröder, unas reformas muy
parecidas a las llevadas a cabo ahora por muchos estados europeos. La derrota socialdemócrata
en Renania del Norte precipitó entonces la caída de Schröder, pero no significó
la derrota absoluta del SPD en las elecciones federales de ese año 2005, ya que
la CDU de Merkel no consiguió vencer de manera clara, lo que provocó una gran
coalición que gobernó Alemania hasta 2009, año en el que los conservadores y
sus aliados liberales arrasaron en las urnas.
Militantes socialdemócratas alemanes. |
Entonces, al igual que
ahora, la derrota del partido en el gobierno alemán en las elecciones
regionales de Renania del Norte significa un punto de inflexión psicológico, además
de político, ya que está en juego la gobernabilidad del país.
En Alemania la
Constitución ha reservado a la Cámara Alta un papel territorial para subrayar
la composición federal del estado. Es decir, los Länder están representados en
el Bundesrat según la proporcionalidad de su población y son los que ratifican
o no las leyes que llegan desde la Cámara Baja, el Bundestag. Merkel y la CDU
tienen mayoría en el Bundestag, pero no la tienen en el Bundesrat, donde el SPD
es ya desde su victoria en Renania del Norte, el partido más poderoso. Por lo
tanto, el SPD tiene poder de vetar las leyes de Merkel. A diferencia de España,
el Bundestag no puede aprobarlas en una segunda vuelta. Merkel necesita una
mayoría en el Bundesrat para gobernar, y ya no la tiene. Este escenario fue el
que obligó a Schröder a adelantar las elecciones en 2005, pero ahora Merkel no
se lo plantea. ¿Por qué?
Angela Merkel debería estar
sufriendo un momento político muy delicado. Con el SPD creciendo en votos, con
la gobernabilidad tocada y con la ruptura de la alianza ideológica con Francia tras
la victoria de Hollande, la canciller alemana debería sentirse acorralada. Sin
embargo, tiene un elemento a su favor muy importante. El SPD carece de
liderazgo que pueda capitalizar este momento.
Las consecuencias de la
catástrofe
En las elecciones de septiembre
de 2009 el SPD sufrió un batacazo electoral histórico. De ser un partido de gobierno
pasó a cosechar solamente un 23% de los votos, más de un 11% menos que en 2005
cuando ya perdió bastantes apoyos. Fue un tsunami en todos los sentidos que
golpeó los cimientos de la socialdemocracia. La izquierda alemana se atomizó
entre varios partidos (los Verdes, Linke, etc…) y la decepción entre el electorado
de izquierdas fue brutal. El SPD había perdido su credibilidad ideológica al
apoyar desde la gran coalición una política conservadora y de recortes del
Estado Social.
La troika del SPD: Steinbrück, Gabriel y Steinmeier. |
Parecía que el partido
sufriría las consecuencias de esta derrota histórica en forma de una guerra
civil encarnizada entre los diferentes sectores, pero sus líderes lograron impedir
la lucha fracticida y llegaron a un acuerdo de reparto del poder. El secretario
general es desde noviembre de 2009 Sigmar Gabriel, ex ministro de medio ambiente
y ex presidente del Land de Baja Sajonia, la patria de Schröder. Le acompañaron
en la troika dirigente del partido la líder del ala izquierdista, Andrea Nahles, como secretaria de Organización, y el candidato de 2009 y ex ministro
de Asuntos Exteriores, Frank Walter Steinmeier, como portavoz del Grupo
Parlamentario en el Bundestag.
Fue un pacto de último
momento y con el objeto de no romper al SPD en su momento histórico más
peligroso desde la Segunda Guerra Mundial. Se trataba de salvar el barco a
cambio de repartir los papeles entre personajes de gran ambición y peso
político. La calve de este acuerdo estaba en la debilidad del partido: ya que
el poder parecía lejano, no tenía sentido pelearse por él. Por ello la cuestión
del candidato, la llamada ‘K-Frage’, se mantuvo abierta para evitar
enfrentamientos. Pero la crisis económica está acelerando los ciclos políticos
y desgastando a los gobiernos a un ritmo nunca visto en la posguerra europea.
Merkel está a tiro y el SPD no tiene líder que lo aproveche.
La vencedora en Renania del Norte: Hannelore Kraft. |
Existen dos posibilidades:
la primera es que alguno de los dirigentes del SPD antes mencionados, a los que
habría que sumar al ex ministro de finanzas y ex presidente de Renania del
Norte, Peer Steinbrück, se arriesgue y rompa el armisticio interno dando un
paso adelante postulándose como candidato. La segunda sería mantener el pacto
de no agresión y buscar un nombre nuevo de consenso que capitalice el desgaste
de la CDU. Dentro de esta última opción suena el nombre de la ganadora de Renania
del Norte, Hannelore Kraft. Tiene una buena imagen, es mujer y su nombre –que en
alemán quiere decir ‘fuerza’- parece hecho a posta para una campaña de
marketing.
El SPD se había
acomodado para pasar varios años en la oposición tras su debacle electoral en
2009 y en menos de tres ya vuelve a acariciar el poder. El partido no está
preparado y debe abrir un debate interno sobre quién debe liderar este proceso
y, sobre todo, debe abrir un debate ideológico y de propuestas alternativas
para sacar a Europa de la crisis.
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