lunes, 14 de noviembre de 2011

BAILE DE INTERESES EN LIBIA

La alfombra roja del aeropuerto de Trípoli no para de ser desplegada. Desde que las tropas del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio conquistara la capital, ésta no ha dejado de recibir visitas de altos mandatarios internacionales, antes incluso de que la guerra estuviera definitivamente concluida y Gadafi muerto.  En septiembre aterrizaron allí el presidente francés Nicolás Sarkozy y el premier británico David Cameron. Un día después llegó el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. A mediados de octubre hizo su aparición la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton. ¿Por qué esta repentina fiebre viajera a Libia? ¿Y esa prisa en entrevistarse con los rebeldes victoriosos?  En juego hay algo más que meras visitas de cortesía.

Oleodúctos y pozos petrolíferos. EL PAÍS
Libia es una pieza muy codiciada en el tablero mediterráneo. No solamente por su posición central, entre el Magreb y Egipto, sino también por la riqueza de sus materias primas, gas y petróleo que en gran medida han surtido a  España. Así, por ejemplo, en 2010 Libia llegó a ser el segundo proveedorde petróleo de España. Nuestro país compró a Libia 6,8 millones de toneladas de petróleo, es decir, un 13% del total, según se desprende de los datos publicados por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES).

El régimen de Gadafi vivía de la explotación de estas riquezas, y pudo jugar durante años un papel importante en las agendas políticas occidentales por su cercanía a Europa y a la estratégica Egipto. Pero ese régimen ya no existe. Para bien o para mal Gadafi era un factor estable en el mediterráneo y se estaba acercando a Occidente, sobre todo después de entonar el “mea culpa” por su apoyo al terrorismo internacional en los años 80. La rebelión de su pueblo contra la tiranía siguiendo la estela de la llamada “primavera árabe” rompió todos estos cálculos de estabilidad regional que tanto interesan a la UE y a EEUU.

¿Quiénes son los rebeldes? ¿Qué harán después de tomar el poder? A los actores políticos con intereses en el Mediterráneo les conviene responder a estas cuestiones. Y aquí es donde se descubre, una vez más, la realidad implacable de las relaciones internacionales. Por un lado, la UE no aparece como un actor independiente y con capacidad de decisión propia. Son los grandes estados miembros los que actúan según sus propios intereses. Esta es la razón por la que países como España o Italia –por su dependencia energética y proximidad geográfica muy interesadas en Libia- no tienen cabida en la era post Gadafi, y la causa de que países poderosos como Alemania misteriosamente rehusaran participar en el operativo de la OTAN. Alemania no tiene interese regionales en Libia, pero Francia y el Reino Unido sí, mejor dicho, sus empresas.

Francia y el Reino Unido
Sarkozy y Cameron reeditaron el pasado 15 de septiembre en Trípoli la entente cordiale con un tufo inevitable a la última intentona imperialista de ambos países en el mediterráneo en 1956. Ese año ocuparon militarmente el Canal de Suez con la ayuda inestimable de Israel, porque ambas potencias no se fiaban del presidente egipcio Nasser y de la independencia egipcia. La jugada salió mal, porque EEUU se impuso a sus socios imperialistas y colonialistas y les borró del mapa como potencias autónomas.

¿Qué buscaban en Libia Sarkozy y Cameron? Negocios, el control de las materias primas. "La victoria nunca habría sido posible sin la ayuda de los aliados y especialmente de Francia y del Reino Unido", declaró el presidente del CNT, Mustafa Abdeljalil quien también desmintió un presunto pacto por el que Francia se haría con el 35% del suministro de gas y petróleo libio a cambio de ayudar a derrotar a Gadafi.

Turquía y los EEUU
Pero a los líderes de Francia y Reino Unido no solamente les preocupa asegurar la explotación de las materias primas libias y sus beneficios, sino también qué tipo de país será Libia en los próximos años. Al día siguiente de esta visita aterrizó el primerministro turco. Erdogan está protagonizando un viraje político importante en la política exterior de su país. Líder de los islamistas moderados, Erdogan se ha cansado de esperar la eterna promesa de integración de Turquía en la UE y se ha centrado en buscar una nueva posición de influencia regional usando el islam democrático como bandera de enganche. Así, por ejemplo, suspendió la estratégica alianza con Israel con la excusa de la flotilla de Gaza. La influencia de Turquía en los países de centroasiáticos y del Cáucaso, con fuertes componentes étnicos turcomanos, también forma parte de esta estrategia. La última piedra del edificio, hasta el momento, es Libia.

El 16 de septiembre, cuando Sarkozy y Cameron acababan de marcharse de Trípoli, Erdogan exhortó a los libios en un discurso en una plaza pública: “No permitáis actuar a los que quieren controlar las riquezas libias, Libia es de los libios". Toda una declaración de intenciones. Además, no desaprovechó la ocasión para explicar su nueva estrategia: aprovechar la ‘primavera árabe’ para extender la democracia y la influencia de los partidos islamistas moderados y convertirse en su protector. Hay quienes comparan esta estrategia turca de “reconstrucción” delImperio Otomano, del que, hay que recordar, Libia fue una provincia hasta el s.XIX.
 
El 18 de octubre elturno fue para Hillary Clinton. La jefa de la diplomacia estadounidense llegó a la capital libia solamente dos días antes de la muerte de Gadafi. Se comprometió a ayudar en la reconstrucción del país y a ayudar a las víctimas de la guerra, sin embargo, seguramente viajaría a Libia para observar in situ a los nuevos amos del país: una amalgama de guerrilleros unidos con el único objetivo común de derrocar a Gadafi. Muchos son estudiantes y jóvenes que salieron a la calle tras el éxito de la revolución egipcia. No tuvieron más remedio que coger las armas tras el fracaso de la protesta pacífica ante la dureza del régimen. A éstos se unieron islamistas y miembros del antiguo régimen –gran parte de la nueva élite formó parte de la antigua- que se pasaron de bando a tiempo.

Ya han estallado las primeras desavenencias entre los vencedores. Hasta que se celebren las elecciones en un año y medio los diferentes grupos tratarán de controlar la situación. Cada uno de ellos seguramente cuente con un patrono extranjero con sus propios intereses. La verdadera lucha por Libia no ha hecho más que empezar. por el momento, la CNT ya ha anunciado que Libia se guiará por la ley islámica. ¿Primer tanto para Erdogan?   


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