sábado, 21 de diciembre de 2013

Asia se está armando

Asia se está armando. Los países asiáticos están liderando el incremento del gasto militar mundial en los últimos años, lo que está provocando una carrera armamentística en la región de consecuencias impredecibles. Los conflictos por la soberanía de islas o territorios fronterizos para controlar supuestos yacimientos de materias primas se suceden. La riqueza generada por el crecimiento económico de la zona se utiliza para comprar armas, lo que a su vez provoca que aumente la percepción de amenaza y no se esté buscando soluciones en la cooperación y menos en la integración entre los países. 

El pasado martes 17 de diciembre, el Gobierno de Japón,presidido por el primer ministro Shinzo Abe, anunció que iba a poner en marcha un plan de rearme entre 2014 y 2019 frente a las amenazas de China y Corea del Norte. Ese plan costará 170.000 millones de euros, y con él, Japón pone fin de hecho a su política militar desde su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Para poner fin al militarismo japonés, desde entonces la política de defensa se basaba en el mantenimiento de un ejército pequeño y débil que en realidad confiaba su seguridad militar en la alianza y en las tropas de EEUU.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe.
La propia constitución japonesa prohíbe cualquier tipo de acción militar que no sea estrictamente defensiva, limita el rearme para no despertar recelos entre los vecinos, e incluso prohíbe el mantenimiento de un ejército propiamente dicho. Es por ello que se denomine a los militares japoneses como Fuerzas de Autodefensa. Sin embargo, desde la llegada de Abe al Gobierno hace un año, y tras las crisis por el armamento nuclear de Corea del Norte a principios de año, y con China hace escasas semanas por la soberanía de unos islotes, Japón ha apostado claramente por abandonar la ficción de la política de autodefensa y ha optado oficialmente por rearmarse, aunque hace años ya que se encuentra entre el ranking de países del mundo que más gastan en sus ejércitos.

Tokio se suma así a una tendencia que está creciendo entre los países de su entorno.  Las recientes crisis con China y con Corea del Norte sólo son los dos últimos ejemplos de la inestabilidad de una zona cada vez más conflictiva. A falta de una organización internacional que canalice a través de la cooperación los conflictos históricos entre países de manera como lo hizo la Comunidad Económica Europea en los años 50, en Asia los recelos históricos siguen vivos y se mezclan con intereses económicos y políticos.



Los asiáticos, entre los que más gastan en sus ejércitos del mundo

Esta falta de cooperación se traduce en una mayor inestabilidad en las relaciones entre los países asiáticos, y esa inestabilidad hace aumentar los riesgos de que algún día se pueda provocar un conflicto armado entre ellos. Esto, a su vez, es causa de que los países asiáticos apuesten por rearmarse para disuadir a sus competidores. En este sentido, el crecimiento económico que están disfrutando estos países hace factible que la mayoría pueda gastar más en armamento, lo que ha provocado una verdadera carrera de armamento en la zona. Como consecuencia, de los 15 países del mundo que más gastaron en armamento en 2012, cuatro son asiáticos, según los datos del Stockholm International Peace Research Institute(SIPRI). Estos países son:

  • China: En el segundo puesto mundial de los que más gastan en sus ejércitos, ha pasado de 22.190 millones de dólares en 2000 a 166.107 millones en 2012. China gastó el año pasado 7,5 veces más en su ejército que hace doce años, un dispendio que ha sido financiado por su crecimiento económico ya que el porcentaje de su PIB destinado a Defensa apenas ha cambiado, pasando del 1,9% en 2000 al 2% en 2012.
·      Japón: En el quinto puesto, ha pasado de gastar 45.356 millones de dólares en 2000 (0,97% del PIB) a gastar 59.267 millones de dólares en 2012 (1% del PIB). El plan de rearme hasta 2019 seguramente provoque que Japón suba puestos en el ranking de 2014.
  • India: En el octavo puesto, ha triplicado su gasto militar en 2012 (47.735 millones de dólares, el 2,5% de su PIB) con respecto al año 2000, cuando gastó 14.440 millones de dólares (entonces el 3,1% de su PIB).
  • Corea del Sur: En el puesto número 12, ha duplicado su gasto militar en la última década pasando de 13.801 millones de dólares (el 2,6% de su PIB) en 2000 a 31.660 millones de dólares en 2012 (el 2,7% de su PIB).

A estos países habría que añadir Rusia que normalmente no suele estar incluida entre las potencias asiáticas, a pesar de compartir frontera de miles de kilómetros con China y ser un actor regional muy importante.

  • Rusia es el tercer estado que más gastó en su ejército del mundo en 2012. Prácticamente ha multiplicado por diez su gasto militar desde el año 2000 pasando de 9.635 millones de dólares (3,7% de su PIB) a 90.749 millones de dólares el año pasado (4,4% del PIB).

En todos estos casos se trata de potencias económicas (como Japón y China) y de países que están disfrutando de un crecimiento económico muy importante en los últimos años, lo que facilita la financiación del rearme. Tres de  estos países están en el grupo de los países emergentes llamados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que acompañan su fuerza económica recientemente adquirida con reivindicaciones de mayor autonomía política en la comunidad internacional, autonomía que subrayan gastando cada vez más en sus ejércitos (Brasil también está en la lista de los 15 que más gastaron en defensa en 2012, en el puesto 11º).

Pero esta carrera de armamentos no se limita a los países ricos de Asia o a los emergentes. Todos los países asiáticos más importantes han aumentado de manera significativa su gasto militar entre 2000 y 2012, según datos del SIPRI: Indonesia (en 6.000 millones de dólares), Pakistán (en 4.000 millones de dólares), Tailandia (en 3.500 millones de dólares), Vietnam (en 2.650  millones de dólares) o Filipinas (en 1.674 millones de dólares).

Tampoco los más humildes como Bangladesh se escapan de esta carrera de armamentos: Entre 2000 y 2012 ha incrementado en casi mil millones de dólares su gasto en defensa, que el año pasado era de 1.586 millones de dólares. Pero el caso más espectacular es el de Myanmar, que ha incrementado en 75.305 millones de euros su gasto de defensa en la última década, situando su presupuesto militar en 2012 en 84.399 millones de dólares, uno de los más altos del continente.  


La fuerza de la disuasión militar, ¿hasta cuándo?

En resumen: Asia está plena carrera armamentística. Prácticamente ningún país se escapa de esta tendencia y se gastan miles de millones de dólares más en defensa que hace una década. El crecimiento económico de muchos de estos países en los últimos años hace posible la financiación de este rearme masivo, que nace como respuesta de la desconfianza mutua y la falta de mecanismos supraestatales de cooperación en la zona que puedan canalizar los conflictos. En Asia se confía cada vez más en evitar los posibles conflictos mediante la disuasión a través de la fuerza militar. Pero eso solamente provoca, a su vez, una escalada en el rearme.

Marinos japoneses.
¿Qué pasará cuando la economía deje de crecer en la zona con la misma fuerza que hasta la fecha? ¿Podrán en ese caso los países asiáticos seguir financiando la carrera de armamentos, o por el contrario buscarán otras fórmulas más ‘baratas’ para solucionar sus conflictos?

Sin embargo, hasta que eso suceda (si es que ocurre) cada vez que se produzca un conflicto entre estos países, crece el peligro de un error de cálculo y de que se utilicen los enormes arsenales acumulados por estos países. Por ejemplo, hace pocas semanas aviones de combate chinos desafiaron a Japón y a Corea del Sur, que contestaron con otras medidas de fuerza. La causa era el control de unas pequeñas islas desiertas que los tres países reclaman como suyas. Hace unos meses, en abril, las flotas china y filipina se encararon por el control de otras islas desiertas en el Mar de China Meridional. En todos estos casos había en juego supuestos yacimientos de petróleo, que China necesita desesperadamente en cantidades cada vez mayores para mantener el ritmo de crecimiento de su economía.

Conflictos por islas o islotes.


Cada vez se producen más choques por estas causas y cada vez el tono es más rudo y las respuestas más contundentes. Un juego arriesgado para el futuro en el que los EEUU juegan un papel clave como aliado de algunos de los países más destacados que rodean a China. ¿Estaría Washington dispuesto a participar en una escalada en caso de que un conflicto no se solucionase con la mera disuasión militar? ¿Estarían los EEUU dispuestos a ir a la guerra por Japón, Corea del Sur o Filipinas?   

sábado, 14 de diciembre de 2013

¿La democracia no es para pobres?

Un estudio de la Fundación Bertelsmann indica que la abstención electoral se dispara en los distritos más humildes, mientras que la participación en las votaciones es muy alta en los más pudientes. ¿Quiere decir que los ricos votan y participan en democracia y los pobres se quedan en casa? ¿Qué implicaciones puede tener para el futuro?

La Fundación Bertelsmann ha publicado un estudio basado en los datos de las últimas elecciones federales alemanas del pasado 22 de septiembre. La conclusión no puede ser más clara: la abstención electoral es mucho más alta en los lugares de menos renta, más paro y menos nivel educativo que en los distritos más ricos, con mayor tasa de empleo y un nivel educativo más alto.

El estudio enciende todas las alarmas y vincula la creciente precarización laboral en Alemania con el aumento de la abstención electoral en los últimos años. En la última cita electoral federal del pasado mes de septiembre, la abstención fue del 28,5% y en la cita anterior, en 2009, lo fue del 29,2%. En cambio, hace 30 años la abstención en Alemania era de un tercio con respecto a la de ahora: del 10,9% en 1983 y del 11,4% en 1980, por poner dos ejemplos de hace una generación. ¿Ha ido bajando la participación electoral a medida que se iban destruyendo las condiciones de prosperidad y seguridad laboral y se iba abriendo paso la precarización en el mercado de trabajo?

Evolución de la abstención en Alemania hasta 2009.

Parece que así es. Según el último Informe Social de 2013 publicado el pasado 27 de noviembre por la Oficina Federal de Estadística de Alemania, el porcentaje de población en riesgo de caer en la pobreza aumentó en los últimos años y creció del 15,2% de 2007 hasta el 16,1% en 2011. Este empobrecimiento de la sociedad ha ido de la mano de la precarización laboral. Así, el número de personas sin contratos a tiempo completo o con empleos temporales creció hasta alcanzar prácticamente a un cuarto de la población (22%), afectando especialmente a las mujeres (33%), los jóvenes entre 15 y 24 años (33%) y aquellos que carecen de titulación (37%).

Es decir, los alemanes se han ido empobreciendo en los últimos años, lo que ha podido influir en una bajada importante de la participación en las elecciones. Coincide con la tesis del estudio de Bertelsmann, que indica que en los distritos con mayor abstención electoral en Alemania se dan las siguientes pautas:

  •           Hay casi diez veces más personas que podrían clasificarse entre los sectores sociales más precarizados (un 67%) que en los de menor abstención electoral (sólo un 7%).
  •         Hay cinco veces más personas sin empleo (14,7%) que en los distritos de menor abstención (3%).
  •       Hay casi el doble de personas sin graduado escolar (15,2%) y más de la mitad  de personas sin bachillerato (18,2%) que en los distritos de mayor participación electoral.
  •      La media de renta anual familiar es de 35.000 euros, un tercio por debajo de los distritos donde más se vota, que es de 52.000 euros.


Una de las conclusiones a la que llega el estudio es que “el paro perjudica a la democracia”. Otra es que mientras mayor sea el nivel educativo, mayor es la participación en las elecciones. Por lo tanto, mientras mayor sea la tasa de desempleo y la de fracaso escolar, menor será el interés en participar en democracia y mayor la abstención. ¿Estas conclusiones son aplicables a España?


¿Se puede aplicar a España?

Echando un rápido vistazo a las últimas cifras, y sin pretensiones empíricas ni científicas, parece que las conclusiones del estudio sí son aplicables a nuestro país. Las últimas elecciones a nivel nacional fueron las generales del 20 de noviembre de 2011, en las que se produjo una abstención del 28,31%, un nivel muy parecido al alemán del pasado septiembre pero con una tasa de paro muy superior, rozando el 23% en ese momento mientras que el desempleo en Alemania en el mes de sus elecciones era de solamente el 6,6%.

Datos: Ministerio del Interior.

El estudio de la Fundación Bertelsmann se hizo comparando diferentes distritos electorales alemanes, y las mayores diferencias se encontraron entre barrios de las grandes ciudades como Berlín, Múnich, Hamburgo o Colonia, comparando sus niveles de participación electoral y otras variables como la tasa de paro. Si se observan las cifras de Madrid, por ejemplo, las conclusiones del estudio vuelven a ser válidas.

Por ejemplo, echando un rápido vistazo al mapa electoral de los barrios madrileños en noviembre de 2011, destaca que el barrio con mayor abstención electoral era el de San Cristóbal, en el distrito de Villaverde, con el 39,16%, seguido por el de Orcasur, en Usera, con el 38,67%. En ambos casos la abstención superaba en diez puntos a la abstención a nivel nacional, y en ambos casos esta abstención coincidía con barrios con una tasa de paro muy alta. En San Cristóbal, el paro en noviembre de 2011 era del 25,1%, mientras que en Orcasur afectaba al 22,81% de la población.

Por otro lado, la menor abstención en las elecciones se produjo en los barrios de Niño Jesús, en el distrito de Retiro, con un 16,72%, y en el barrio de Fuentelarreina, en el distrito de Fuencarral-El Pardo, con un 16,89%. En Niño Jesús el paro en noviembre de 2011 era del 8,25%, mientras que en Fuentelarreina el desempleo solo afectaba al 7,29% de la población.

Siguiendo las pautas del estudio de la Fundación Bertelsmann, si se tiene en cuenta el nivel de renta per cápita, los distritos de Villaverde y Usera están entre los más desfavorecidos. La media anual de ingresos en Usera era en 2009 (últimos datos estadísticos disponibles) inferior a 18.400 euros, y en Villaverde menor de 21.200 euros. En cambio, en el distrito de Retiro la renta per cápita anual era de más de 24.000 euros y en Fuencarral – El Pardo era superior a 21.200. La falta de datos específicos por barrios distorsiona las cifras, ya que en el distrito de Fuencarral – El Pardo, por ejemplo, se dan grandes desequilibrios entre los diferentes barrios que componen el distrito y que afectan a la media de la renta per cápita.  

Por último, y teniendo en cuenta la variable del nivel de estudios de la población para explicar la abstención, los datos de Madrid también avalan las conclusiones del estudio. Así, según estadísticas municipales de 2012, el distrito de Villaverde es de los que tiene menor población con estudios superiores (no más del 14,77%). Usera se encuentra en el siguiente escalón, con no más del 28,3% de su población con un título superior. Al otro lado se encuentran los distritos de Retiro y Fuencarral –El Pardo con una horquilla entre el 42% y el 55,5% de su población con estudios superiores.

Es decir, efectivamente en los resultados electorales de noviembre de 2011 en Madrid se cumplen las pautas del estudio de la Fundación Bertelsmann: Los dos barrios con mayor abstención estaban entre los de mayor tasa de paro, menor renta per cápita y menor nivel medio de estudios de la capital de España. Por otro lado, la población de los dos barrios con mayor participación electoral estaba entre la que tenía menos parados, más renta y mayor nivel de estudios.  


España, ¿condenada a sufrir una gran abstención electoral?

Teniendo en cuenta estas conclusiones y la actual situación de crisis económica y de afección a las instituciones, ¿qué futuro le espera a la participación electoral en España?

Observando las variables utilizadas por el estudio para explicar la abstención, en España todas ellas han crecido mucho en los últimos años. La tasa de paro a nivel nacional ha ido aumentando hasta situarse en el actual 26,7%, casi cuatro puntos más que en noviembre de 2011. El nivel de renta de los españoles también ha bajado. Según datos recientes publicados por Eurostat, el PIB por habitante en 2012 se quedó en el 96% de la media europea, retrocediendo a una situación de hace 14 años. Y por último, la tasa de abandono escolar en 2012 era del 28,8%, el doble que la media europea, que era del 14,5%, según Eurostat.

Datos del CIS.

Las consecuencias se han reflejado en un aumento de la intención de abstenerse en las urnas. Las últimas encuestas sobre intención de voto reflejan una enorme desafección por la política y unos niveles de abstención muy altos. Por ejemplo, en el Barómetro del CIS del pasado mes de octubre, un 28,7% de los encuestados respondió que no votaría sumando la intención de voto y la simpatía. En el Barómetro del pasado mes de julio era un 29,3%.

Sin embargo, hay otras encuestas que prevén una abstención masiva. Un sondeo de marzo de 2013 de la empresa Simple Lógica, socia de Gallup en España, preveía en ese momento que menos de la mitad de los votantes, el 48,3%, participaría en una elecciones generales. O dicho de otra manera, la abstención sería del 51,7%, una cifra que batiría todos los récords.

¿Puede pasar? ¿Se sentirán los ciudadanos cada vez más ajenos respecto a la democracia a medida que empeore su nivel de vida?