martes, 22 de enero de 2013

POR QUÉ MERKEL VOLVERÁ A GANAR


Las elecciones en el Land alemán de Baja Sajonia fue un acontecimiento de infarto. Hasta bien entrada la noche no se supo que la coalición de izquierdas de SPD y los Verdes (Grüne) habían ganado con un solo escaño de diferencia. Esta victoria de la oposición en una cita electoral que se ha señalado como una prueba con fuego real antes de las elecciones generales en septiembre, se ha interpretado como un duro revés para Merkel y su partido CDU. Sin embargo, existen razones para sospechar no sólo que Merkel volverá a vencer, sino que su discurso de la austeridad se ha afianzado tanto en la opinión pública alemana que, sea cual sea el resultado de septiembre, la política de Alemania en Europa no sufrirá cambios.   

Los contrarios a la política de austeridad defendida por la canciller Angela Merkel suspiraron con alivio tras la derrota de la coalición CDU y FDP en el Land alemán de Baja Sajonia. Esta derrota es tanto psicológica –a nueve meses de las elecciones federales- como institucional, ya que el Gobierno federal ha perdido su mayoría en la cámara territorial del Bundesrat, fundamental para ratificar las leyes aprobadas por el Bundestag. Los resultados de Baja Sajonia suponen, a primera vista, una señal de debilidad electoral muy peligrosa para el futuro de Merkel e inicia un periodo de ingobernabilidad hasta las elecciones, si el SPD así lo desea.

Resultados de las elecciones en Baja Sajonia.
Sin embargo, hay elementos que hacen pensar que Merkel ganará en septiembre. El más importante es la sorprendente recuperación de su socio, los liberales del FDP. En las elecciones federales de 2009 consiguieron un 14,6% de votos y 93 escaños en el Bundestag. Fue un resultado histórico que superó por mucho los tradicionales objetivos de este pequeño partido burgués y urbano que jugaba el papel clásico de partido bisagra para el que necesitaba un resultado bastante más modesto.

Pero a medida que iba avanzando la legislatura el FDP fue perdiendo apoyos con tanta rapidez que incluso peligraba conseguir el 5% mínimo de votos para entrar en el parlamento. La causa era, aparentemente, su incapacidad de bajar los impuestos como había prometido y su implacable apoyo al discurso de austeridad preconizado por Merkel, apoyando incluso una versión aún más estricta.

En 2011 y 2012 el FDP fue perdiendo elecciones regionales una tras otra, desapareciendo de muchos parlamentos de los Länder. La consecuencia política era que su socio, la CDU, a pesar de ser el partido más votado en la mayoría de los casos, perdía sistemáticamente los gobiernos regionales ante la coalición SPD y Los Verdes. Pérdida de poder regional e institucional en el Bundesrat. Así se llegó a 2013 y a las elecciones de Baja Sajonia.   

La recuperación del SPD
Peer Steinbrück
Por su parte, el SPD se estaba recuperando de la gran paliza electoral de 2009, donde solamente consiguió un 23% de los votos, perdiendo un tercio del apoyo electoral con respecto a las anteriores elecciones. Los socialdemócratas tocaron suelo, pero desde entonces fueron remontando el vuelo apoyados por una opinión pública muy crítica con la austeridad de Merkel. Pero fueron sobre todo los Verdes los que se beneficiaron de este estado de opinión, llegando incluso a ganar elecciones en lugares tan conservadores e inverosímiles como el Land de Baden Würtemberg y su capital Stuttgart. La coalición ya tradicional de SPD y Verdes parecía que comenzaba un camino imparable hacia el poder. En ese contexto apareció el candidato del SPD, Peer Steinbrück.

Este político del SPD había sido presidente del Land más poblado y rico de Alemania de Nordrhein Westfalen hasta que perdió las elecciones ante la CDU. De allí pasó al gobierno federal y durante la gran coalición SPD y CDU entre 2005 y 2009 fue ministro de finanzas. Su perfil era de un experto en economía y política financiera, muy apropiado en el actual contexto de crisis del Euro, y abría la puerta a un posible escenario de vuelta a la gran coalición a partir de septiembre, probablemente el escenario preferido del SPD teniendo en cuenta que el FDP parecía muerto y los Verdes no dejan de ser un socio incómodo e inestable en el actual contexto de hegemonía alemana en Europa.

Merkel parecía en apuros. Una coalición de izquierdas victoriosa, un candidato del SPD aparentemente potente y un socio moribundo, hacían prever que la única manera de mantenerse en la Cancillería sería un pacto con el SPD. Sin embargo, los resultados del FDP en Baja Sajonia vuelven a disparar las opciones de la actual coalición de derechas liberal.

El socio de Merkel se recupera
Militantes del FDP.
Llama la atención que este pequeño partido burgués y urbano cosechara un 10% de votos en un Land preeminentemente rural y con pocas concentraciones urbanas, el nicho clásico de votantes de los liberales alemanes. En estas elecciones que, desde el principio se presentaron como un ensayo para las generales de septiembre, parece que los electores han votado en clave nacional. Y en ese contexto el FDP ha sobrevivido y con buena nota, por lo que es bastante probable que repita resultado a nivel federal y la actual coalición en el poder pueda seguir viva después de septiembre.

Por su parte, el SPD consiguió el 32,6% de los votos en Baja Sajonia, sólo un 2,3% más que en las anteriores elecciones del Land. Si los socialdemócratas pueden gobernar es gracias al subidón de los Verdes, que han pasado del 8% en 2008 a un 13,7%. La causa puede ser variada. Por un lado, el candidato que se enfrenta a Merkel, Peer Steinbrück, se ha caracterizado en los últimos meses por meter la pata. Abrió un debate muy inoportuno al afirmar que el puesto de canciller está mal pagado. También protagonizó un escándalo al filtrarse una declaración suya como miembro del consejo de administración de un grupo de energía en las que aseguraba poder conseguir ventajas fiscales como ex miembros del gobierno. De ser una promesa estable de gobierno, Steinbrück se ha convertido en una especie de lastre y no suma votos.

Sin embargo, donde radica la verdadera victoria de Merkel es en su discurso. La austeridad se ha convertido en el discurso oficial de Alemania y el más popular entre los votantes. De hecho, existe cierta carrera por demostrar quién es partidario de la política de austeridad más estricta, una carrera en la que participa el SPD y Steinbrück con bastante entusiasmo.

La crisis llega a Alemania
Es posible que hasta septiembre se instale cierto discurso del miedo entre los alemanes, que ya perciben como la crisis poco a poco empieza a llamar a su puerta. Alemania es un país cuya economía se basa en las exportaciones. Un argumento de los países europeos castigados por la crisis para que Alemania cambie su política de austeridad, es que con la bajada de su poder adquisitivo bajarían las importaciones de productos alemanes. Sin embargo, en Alemania contraatacaban afirmando que los mercados emergentes de Asia compensaban de sobra la pérdida de clientes europeos. Por ejemplo, Volkswagen vendió en 2012 más coches en China que en toda Europa. Sin embargo, ya llegan las primeras señales de que esto puede cambiar muy pronto: el crecimiento de China en 2012 ha sido del 7,8%, la cifra más baja desde 1999.

El miedo al futuro puede empujar a los alemanes a apoyar un discurso de austeridad económica aún más estricto que el actual, lo que puede mantener a Merkel en el poder junto a su socio actual FDP o a través de una gran coalición con la SPD. En estos dos escenarios la austeridad seguiría siendo la guía de la actuación pública. En el caso menos probable de una victoria de la coalición de izquierdas SPD y Verdes a nivel federal, tampoco se debería descartar la supervivencia de la política de austeridad, sin duda el argumento electoral definitivo. 

En definitiva, Merkel ganará en septiembre ya sea por número de votos, a través de una coalición de gobierno, o, en última instancia, a través de su discurso de la austeridad que sería adoptado por sus rivales. En todo caso, aquellos que esperan un giro de Alemania en su política europea a partir de septiembre, probablemente se verán defraudados.     

lunes, 7 de enero de 2013

PP Y PSOE, SE ROMPE EL BALANCÍN ELECTORAL


El año 2013 comienza con una incógnita que preocupa a los grandes partidos políticos. El gran desgaste que está sufriendo el PP en el Gobierno no está siendo recogido por el PSOE. ¿A dónde van los electores que ahora no confían en ambas formaciones? ¿A los partidos emergentes de IU y UPyD? ¿A la abstención? o ¿volverán a alguno de los grandes en las siguientes citas electorales?


Los expertos hablan del ‘efecto balancín’ para explicar el comportamiento electoral de los españoles desde la Transición. Tradicionalmente, cuando un gobierno estaba quemado, se votaba en contra de su gestión y automáticamente el principal partido de la oposición se beneficiaba de ello. Es decir, cuanto peor le iba al partido en el poder, mejor le iba a su oponente. Sin embargo, según los datos de las últimas encuestas, la espectacular bajada de apoyos al PP no está beneficiando e un PSOE que no consigue remontar. Parece que el balancín se está rompiendo.  
Situación actual en el Congreso de los Diputados.

El 20 de noviembre de 2011 el PP ganó las elecciones generales con una mayoría absoluta del 44,6% y el PSOE pasó a la oposición con un 28,8%. Un año después el desgaste del PP es evidente. Según la encuesta publicada hace un mes por la revista Temas, el voto del PP se situaría entre el 29,4%y el 32,6% mientras que el del PSOE se encontraría entre el 27,3% y el 30,1%, según el tipo de participación electoral respectivamente. Por otro lado, una encuesta reciente para el periódico El Mundo publicada el pasado 30 de diciembre afirma que el PP obtendría el 36,7% de los y el PSOE el 30,7%.


Aunque la encuesta de El Mundo es bastante más favorable para el PP que la de Temas, habla de una pérdida de ocho puntos tras un año de gobierno, mientras que la de Temas va más lejos y señala un desgate de hasta 15. Encuestas más alejadas en el tiempo, como el Barómetro del CIS del pasado mes de octubre, el PP había perdido 8,7 puntos.

Encuesta de la revista Temas

El PSOE no se beneficia del desgaste del PP

En el pasado estos datos habrían significado automáticamente una buena noticia para el principal partido de la oposición, el PSOE. El llamado ‘efecto balancín’ habría llevado el voto descontento con el PP hacia la influencia socialista. No es un secreto que, por ejemplo, las elecciones de 1996 no las ganó Aznar sino que las perdió Felipe González (por los casos de corrupción, Roldán y Filesa), y que en 2004 no venció Zapatero, sino que perdió el PP por haber mentido en su gestión del 11-M (además de sucesos anteriores como el hundimiento del Prestige o el accidente del Yak 42).


Sin embargo, esta vez la pérdida de apoyos al PP no significa que vayan al PSOE. Los datos son elocuentes. Así, según la encuesta de El Mundo, el PSOE llega hasta el 30,7% de los sufragios frente al 28,8% en las elecciones generales de hace un año, y la revista Temas habla de un apoyo actual entre el 27,3% y el 30,1% según haya una baja o alta participación electoral. El Barómetro del CIS de octubre incluso habla de la pérdida de una décima de apoyo tras un año de oposición, situándose en el 28,6%.


Los datos son pues elocuentes: el PP se hunde y el PSOE se estanca. La pregunta es, ¿a dónde van los votos que huyen del PP? La respuesta fácil sería hacia los partidos emergentes, en especial IU y UPyD a nivel nacional. Habrá que comprobarlo.


En las generales de noviembre de 2011 Izquierda Unida consiguió el 6,9% de los votos y UPyD el 4,7%. Las encuestas actuales hablan, efectivamente, de una fuerte subida en ambos casos. Izquierda Unida, según El Mundo, pasaría ahora a tener el 9,8%. Temas habla de entre el 11,8% y el 12,1%, y el CIS en octubre hablaba del 9,4%. UPyD, por su parte, llegaría hoy al 7,1% (El Mundo), entre el 7,8% y el 8,9% (Temas) y 7,3% (CIS). Es decir, IU se beneficiaría de un crecimiento de entre un 2,5% en el peor y de un 5,2% en el mejor caso, mientras que UPyD se beneficiaría de un aumento de entre un 2,4% y un 4,2%.


En el escenario más optimista para ambas formaciones, el crecimiento conjunto sumaría casi un 10% de los votos, aproximadamente la cifra que dan las encuestas sobre el desgaste del PP. ¿Significa esto que los que votaron al PP y ahora se marchan pasan a IU y a UPyD? Dudoso, sobre todo en el caso de Izquierda Unida, cuya política explícitamente de izquierdas para desmarcarse del PSOE haría muy extraño un cambio tan radical en el voto tan sólo un año después de apoyar a la derecha. Por el otro lado, en el caso pesimista ambas formaciones solamente aumentarían conjuntamente en un 4,9%. Si el PSOE, como mucho, sólo aumenta en un 2% en el mejor de los casos, ¿a dónde van los votos restantes?


Los ciudadanos, desencantados

La abstención puede ser el lugar natural de estos votantes en un clima en el que la política y los partidos son percibidos con cada vez mayor hostilidad por parte de los ciudadanos. En el Barómetro del CIS de diciembre publicado el pasado 4 de enero, una amplia mayoría de encuestados se refiere a la situación política actual como muy mala (42%) y peor que hace un año (49%). Son datos espectaculares que se rematan con una percepción muy negativa del futuro, ya que un 80% de los encuestados asegura que la situación política será igual o peor dentro de un año. Nada bueno para los partidos de la oposición que pretenden conseguir el cambio en el gobierno.


Una de las causas de este sentimiento es la nefasta percepción que se tiene de los partidos y de los políticos, que ya son calificados como el tercer problema de los españoles detrás del paro y la economía. Un factor que, sin duda, ha contribuido a minar el prestigio del sistema de partidos es el de la corrupción, que en esta encuesta se sitúa en el cuarto lugar en el ranking de preocupaciones con tendencia a crecer.


El balancín electoral se ha roto. La crisis está cambiando el sistema político que valía en España desde la Transición. El PP y el PSOE están perdiendo apoyos. Un nuevo partido, UPyD, se está consolidando y otros como IU, que parecían hace poco desahuciados, están recuperando terreno con rapidez. A nivel regional otras fuerzas con un mensaje radical como Amaiur o ERC también crecen a expensas de los partidos nacionalistas tradicionales.

¿Es una tendencia pasajera o se consolidará? Habrá que esperar hasta la siguiente cita electoral en junio de 2014 para el Parlamento Europeo para comprobarlo.