miércoles, 30 de noviembre de 2011

¿ESTÁ MURIENDO LA HUELGA?

La huelga es un derecho constitucional y una de las armas más importantes de los sindicatos a la hora de presionar para conseguir sus objetivos en una negociación. Es un instrumento totalmente normalizado en una sociedad democrática –a diferencia de sus primeros tiempos a finales del siglo XIX y durante las dictaduras totalitarias del siglo XX, incluida la soviética- y seguramente que todo/as hemos participado en alguna. Sin embargo, su utilidad real últimamente se está poniendo en entredicho. ¿Está muriendo la huelga como instrumento de presión?

Las huelgas más conocidas y que afectan a más personas suelen ser aquellas convocadas en los servicios públicos. Es la culminación de las medidas de presión ideadas por los sindicatos para negociar con la administración pública, contando con que el desgaste que sufre el gobierno de turno ante los electores le obligará a actuar rápidamente y de manera favorable a sus intereses. Sin embargo, algunas de las huelgas y protestas más intensas desarrolladas en España en los últimos años, y que han tenido lugar en la Comunidad de Madrid, se han mostrado como un fracaso a la hora de conseguir algún beneficio para los trabajadores. Es más, han terminado desgastando más a los sindicatos que al Gobierno regional, que además consiguió salir reforzado.

Por ejemplo, en las navidades de 2007 los sindicatos de los servicios de limpieza del metro convocaron una huelga, lo que provocó que las estaciones del interurbano estuvieran llenas de basura durante días. Pero lejos de querer negociar y de temer algún perjuicio a su imagen por mantener el metro sucio en Navidad, la presidenta regional Esperanza Aguirre contraatacó culpabilizando a los sindicatos y endureciendo el clima de la negociación haciendo imposible llegar a un acuerdo. Consiguió darle la vuelta al problema siendo ahora los sindicatos los que tenían que mantener la huelga para no salir derrotados, con el consiguiente desgaste de su imagen y discurso, y con la dificultad añadida de que los trabajadores no cobraban las jornadas de protesta. Al final ganó Aguirre.

La ‘huelga salvaje’ de Metro
Otro ejemplo. A finales de junio de 2010 los trabajadores de Metro convocaron una huelga sin respetar los servicios mínimos -abusivos- para protestar contra los recortes aprobados por el Gobierno de Aguirre ignorando el convenio colectivo. Los hechos fueron muy parecidos a los señalados arriba. La ciudad de Madrid se paralizó durante días y Aguirre estuvo más ágil y se adueñó de la iniciativa mediática desde el primer momento al calificar la huelga de “salvaje” y de restar razón y legitimidad a los sindicatos. Ofreció a los ciudadanos enfadados un culpable. Por mucho que los sindicatos y la izquierda trataran de responsabilizar a Aguirre, ella ya había ganado la batalla mediática y los sindicatos se vieron acorralados: si desconvocaban la huelga sin conseguir nada a cambio perderían apoyos entre los trabajadores; en cambio si la mantenían, sufrirían un duro desgaste social y por cada día que pasaba sin resultados, también perderían apoyos, ya que muchos trabajadores no podían permitirse pasar un número indefinido de días sin cobrar. Al final, también ganó Aguirre.

Por último, la comunidad educativa (profesores, padres y alumnos) encadenan protestas y huelgas contra los recortes educativos del Gobierno madrileño. Las jornadas de huelga y de manifestaciones se suceden, pero al igual que en los ejemplos anteriores, Aguirre no toma ninguna medida excepto la de dar la batalla mediática tratando de desgastar a sus contrarios con ayuda del tiempo. Y es que llegan los exámenes y las jornadas de huelga están poniendo en riesgo que los alumnos puedan estudiar el temario establecido en tiempo y forma, lo que podría tener consecuencias en su rendimiento escolar, un factor evidentemente desmovilizador para padres y alumnos y que puede dividir el movimiento de protesta sin que Aguirre haya tomado medida alguna de las reivindicadas. Podría ser una nueva victoria para la presidenta madrileña con consecuencias nefastas para el movimiento sindical en el ámbito educativo.

Estos ejemplos se circunscriben a la Comunidad de Madrid y tienen como protagonista a su presidenta Esperanza Aguirre, que tanto disfruta comparándose con Margaret Thatcher, la “Dama de Hierro” que también ganó el pulso a los sindicatos en los años 80 poniendo fin a su influencia y posibilitando así la aplicación de sus políticas neoliberales. Pero el éxito de Aguirre no se debe tanto a su postura intransigente como a la falta de efectividad y de representatividad sindical, así como a su falta de capacidad de adaptarse a los problemas del presente.

Bajada masiva de la afiliación sindical
Los sindicatos españoles evidentemente nada han aprendido de la historia, ya que mantienen los mismos principios y sistemas de protesta y de movilización de las últimas décadas, y eso a pesar de que la sociedad y el mundo laboral han cambiado radicalmente. La consecuencia es que desde que comenzó la crisis económica en 2008 hay medio millón menos de afiliados a la UGT y a CC OO, según datos del Ministerio de Trabajo, a pesar de que este es un momento histórico en el que la afiliación debería crecer.

De cara al futuro el horizonte parece todavía más negro, ya que entre los jóvenes menores de 30 años la afiliación es de menos del 10%, mientras que se mantiene en cuotas también bajas de entorno al 20% entre los mayores de 45 años.

Los sindicatos no han sabido adaptarse a la precariedad laboral, a la llegada de la inmigración -y a la ocupación de los puestos de trabajo sin cualificación por esta mano de obra-, a la bajada de los salarios, y en los últimos años, al aumento masivo del desempleo. Es decir, el actual marco laboral inestable, precario e individualizado pone en riesgo la existencia misma de los sindicatos, que no están diseñados para esta realidad sino para representar a trabajadores con empleos estables.

Es por ello que el único bastión que les queda a las centrales sindicales son los trabajadores de los servicios públicos. Por eso resulta fatal su desgaste ante Aguirre y el fracaso de la huelga como último método de presión, ya que si no funciona la huelga ¿qué puede funcionar?

Cuanto antes se pongan en práctica métodos de movilización y de protesta más eficaces, antes se podrá tratar de frenar el constante recorte del Estado social y de su calidad. Para ello hace falta discurso, recursos y capacidad de innovación, algo muy difícil para unas centrales sindicales altamente burocratizadas. Mientras tanto, los empresarios ya han pedido limitar el derecho a la huelga.

lunes, 28 de noviembre de 2011

REVOLUCIÓN DIPLOMÁTICA EN ASIA

Afganistán abraza al enemigo histórico de Pakistán
El pasado 4 de octubre el New York Times informaba en su edición digital sobre el nuevo acuerdo estratégico firmado entre Afganistán e India. El NYT titulaba: “Afganistán favorece a India y denigra a Pakistán”. Este escueto titular esconde toda una revolución en las relaciones exteriores de Asia y puede ser el principio de una etapa más en la larga historia de inestabilidad en una zona del mundo en la que proliferan las armas nucleares.

Afganistán ha sido un Estado muy influido por Pakistán desde el fin de la ocupación soviética en 1988. Como muy bien ha explicado el periodista pakistaní Ahmed Rashid en su libro “los Talibán”, ya aparecido desde hace una década, Pakistán consiguió dominar a su vecino durante y después de la lucha contra el Ejército Rojo. El país musulmán se convirtió en el filtro por el que pasaban las armas y suministros de EE UU destinados a los insurgentes, lo que le proporcionó un gran poder a la hora de influir qué grupos de guerrilleros eran beneficiados en detrimento de otros. Pakistán, o mejor dicho su servicio secreto, apostó por los fundamentalistas islámicos –entre ellos el origen de Al Queda- que se impusieron a los demás grupos en una cruenta guerra civil que siguió a la retirada soviética y que culminó con la toma del poder por los talibanes.
 
Pakistán controlaba Afganistán, pero ¿por qué ese interés? El gran enemigo pakistaní es la India, país con el que se encuentra en continuo conflicto desde la independencia en 1947 y con el que ha librado ya cuatro guerras. A diferencia de India, que cuenta con un inmenso territorio (3,2 millones de kilómetros cuadrados) y unos 1.200 millones de habitantes, Pakistán solamente tiene 804.000 kilómetros cuadrados de territorio y casi 172 millones de habitantes (dato estimado para 2011). La superioridad india además estuvo muchos años apuntalada por sus armas nucleares, a lo que Pakistán respondió en 1998 con su propio arsenal.

Afganistán juega un papel importante en la doctrina militar pakistaní, que considera a su país vecino como su “hinterland” estratégico. Es decir, la montañosa y pobre Afganistán debía servir al ejército pakistaní de lugar hacia el que retirarse en caso de ataque convencional de la India. Pakistán necesitaba cubrir sus espaldas y rodear las de su enemigo, estrategia con la que durante décadas consiguió aliarse con China rodeando así a India.

Sin embargo, el pasado 4 de octubre todo esto ha dado un vuelco espectacular. Según informó el NYT, el presidente afgano Karzai firmó en Nueva Delhi un acuerdo estratégico por el que India se compromete, entre otras cuestiones, entrenar las fuerzas afganas una vez que la OTAN se retire de Afganistán. La causa de este giro, según explicaron los afganos, es que Pakistán no está contribuyendo a la lucha contra los talibanes, que en demasiados casos cuentan con la protección pakistaní.

Es decir, Pakistán continúa aferrada a su doctrina estratégica de dominar Afganistán a través del islamismo, lo que ahora le costado encontrarse rodeada por su enemiga, que en pocos años controlará a su vez al ejército afgano.

Parece que con el acuerdo del 4 de octubre se puede haber iniciado un nuevo capítulo en el interminable conflicto entre las potencias nucleares del subcontinente indio, un conflicto que no para de alimentarse.    

miércoles, 23 de noviembre de 2011

CHINA YA ESTÁ AQUÍ

Si alguien todavía no se ha dado cuenta, China ha dejado de ser la eterna promesa para ser una realidad. Ya es una potencia global, no solamente una potencia regional, al menos en lo económico. Su influencia política fuera de Asia oriental ya es un hecho gracias a la crisis económica mundial. Llega a Iberoamérica, a Europa, e incluso a los propios EEUU. Ya no hay tabúes. China incluso se ha permitido el lujo de aconsejar a su eterno rival norteamericano sobre cómo debe gestionar su economía. Es el poder del dinero. Porque China lo tiene, unos 2,3 billones de euros en reservas, y el resto de las potencias lo necesitan urgentemente.

Europa quiere parte de ese dinero para el Fondo Europeo de Estabilización Financiera que, según sus objetivos, debe superar el billón de euros. Esta oferta parte de la certeza de que Europa es el principal mercado para las exportaciones chinas, por lo que debería tener un gran interés en colaborar en estabilizar el Euro. Sin embargo, no ha sentado nada bien la respuesta china que, básicamente, ha exhortado a los europeos a poner orden en casa antes de invertir. Una respuesta inaudita por parte de un país que hace tan sólo un siglo estaba dominado por las potencias coloniales europeas que ahora le imploran su dinero.

Por otro lado, los mandatarios iberoamericanos también han escenificado la nueva realidad en la pasada cumbre en Paraguay, en la que con su falta de interés e inasistencia de bastantes de ellos, dejaron claro que la UE está dejando de ser el principal socio comercial de la región después de EE UU, en grave detrimento de los intereses españoles. Esa posición ahora la ocupa China. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el intercambio comercial entre China y Latinoamérica ha crecido un 1000% entre 2000 y 2010, y se prevé que sustituya a la UE como segundo socio en 2014. Es otro varapalo a Europa y una ‘invasión’ en toda regla a uno de los ‘cotos cerrados’ de las economías de occidente.

Carrera armamentística en plena crisis económica
Por último, esta posición de ventaja económica también ha envalentonado a los mandatarios chinos a hacer declaraciones inauditas tan sólo unas décadas antes. Como por ejemplo el ‘consejo’ a los EEUU el pasado mes de julio a que invierta menos dinero en gasto militar para poder salir de la crisis. China respondió así al todopoderoso coloso militar norteamericano, que criticó el aumento del gasto militar chino que ya es el segundo en el mundo después de EEUU: en 2010 el gasto militar chino aumentó un 3,8% con respecto a 2009 (frente a un 2,8% en EEUU).

Pero el dato más preocupante, y que motivó la crítica estadounidense, es que China ha gastado en su ejército un 189% más entre 2001 y 2010 –según datos del SIPRI- frente a un incremento del 81,3% por parte de los EEUU. Durante la pasada década no hay que olvidar que los estadounidenses han luchado en dos guerras (Irak y Afganistán) mientras que China no lo ha hecho en ninguna que pueda justificar el espectacular aumento de su gasto militar.

Sin embargo China parece que se lo puede permitir y lo aprovecha para reforzar su posición global. La clave es que hasta el momento resiste la crisis global con un crecimiento económico del 10,3% en 2010 y una previsión del 9,6% en 2011, según datos del Fondo Monetario Internacional, que solamente prevé un crecimiento del 2,5% para EEUU y un 2% para la Unión Europea. China ya es la principal potencia exportadora del mundo y cuenta con siete empresas entre las 50 más fuertes del mundo.

Estos datos avalan la actitud china con respecto a las economías occidentales que están perdiendo posiciones y prestigio. Esta lugar en el mundo rápidamente está siendo ocupado por una economía china ávida por hacerse con mercados internacionales para nutrir su industria de materias primas, las mismas que necesitamos los europeos para mantener nuestro nivel de vida, el mismo al que aspiran los 1.330 millones de chinos.

lunes, 21 de noviembre de 2011

LO QUE LE ESPERA A RAJOY

Los pronósticos se han cumplido. El nuevo presidente (electo) del Gobierno, Mariano Rajoy, goza de una de las mayorías absolutas más holgadas de la historia de la democracia española. Además, la inmensa mayoría de las comunidades autónomas estángobernadas por miembros de su partido, así como las ciudades más importantes del país. Se trata de seguramente el mejor escenario posible para ejercer el poder y para implementar el programa electoral que se haya encontrado nunca un candidato español a la presidencia. Sin embargo, el futuro de Rajoy parece muy complicado, tanto, que no despierta envidia alguna.

Mariano Rajoy se enfrenta al reto más difícil de las últimas décadas y a multitud de obstáculos que podrían poner en peligro, e incluso poner en su contra, la inmensa base de poder de la que dispone.

Empezando por partes. Lo más difícil para Rajoy y su equipo es proporcionar una salida de España de la crisis. Por una razón muy sencilla: no depende de él, y lo sabe. Por eso el programa electoral del PP es tan ambiguo al respecto. España no es autónoma a la hora de diseñar su política económica, y menos aún siendo miembro del Euro. Sin embargo, el PP ha apostado todo su prestigio y su imagen en la salida de la crisis. Esto es lo que le proporciona su mayor legitimidad de cara a la masa de su electorado.

Rajoy sabe que esta inmensa mayoría absoluta solamente se explica por ese anhelo de la gran mayoría de españoles de salir de la crisis y desterrar el miedo al paro. Por lo tanto, si no hay resultados satisfactorios pronto, el PP tendrá un problema. Así pues, Rajoy depende de decisiones y de acontecimientos externos para poder cumplir la principal demanda de sus electores. En otras palabras, depende de la suerte.

Oposición interna
Por otro lado, Rajoy también cuenta con una facción dentro del PP que podría crearle serios problemas. El nuevo presidente del Gobierno sabe que para conseguir mayorías hay que ser ambiguo y conciliador en la mayoría de los asuntos, algo que choca frontalmente con el ideario de muchos de sus compañeros de partido.

Manifestación de víctimas del terrorismo.
Para empezar, Rajoy tendrá que liderar el proceso de pacificación de Euskadi tras la declaración de cese de la violencia por parte de ETA. Este debate ha estado ‘congelado’ prácticamente durante toda la campaña electoral, pero ahora tendrá que tomar decisiones. Por ejemplo, ¿qué sucederá con los presos de ETA? ¿Disfrutarán de algún tipo de ventaja como fruto de una negociación? ¿Y los etarras en libertad, irán a prisión? Todavía no se sabe qué es lo que ETA pedirá a cambio de la paz y de entregar sus armas, pero lo que es seguro es que no saldrá gratis.

La pregunta es hasta dónde estará dispuesto a llegar Rajoy. Y hasta dónde estarán dispuestos a llegar los integrantes del ala derecha del PP que durante muchos años han hecho del discurso antiterrorista su principal bandera. Ya se produjo un encontronazo entre diferentes argumentos en el PP el mismo día del anuncio de ETA, cuando Rajoy lo aplaudió mientras que, por ejemplo, Esperanza Aguirre lo criticó.  

Gallardón oficiando una boda gay.
Otros asuntos espinosos son el futuro de la ley de interrupción voluntaria del embarazo o de las bodas homosexuales. Son dos temas que han movilizado la oposición del ala más integrista del PP y que ahora el nuevo Gobierno tiene la posibilidad de cambiar. Sin embargo, cualquier movimiento en cualquier sentido será polémico, ya que si no hay cambios la ultraderecha se sentirá defraudada y traicionada, mientras que si se acomete cualquier reforma podría ser utilizado como argumento de la derechización e intolerancia del PP, los argumentos que provocan la mayor pérdida de apoyos para el PP. No es de extrañar que Rajoy no se haya posicionado durante la campaña. ¿Qué hará a partir de hoy?

Relaciones con los nacionalistas
Por último, otro elemento de posible enfrentamiento entre las facciones o corrientes del PP serán sin duda las relaciones con los partidos nacionalistas conservadores. La mayoría absoluta permite a Rajoy imponer sus medidas, sin embargo no resulta demasiado popular imponer el rodillo parlamentario, sobre todo cuando se trata de medidas encaminadas a combatir la crisis. El PP necesitará apoyos de otros grupos parlamentarios, aunque sea para dar una imagen de unidad y de cierto consenso de las medidas anticrisis de cara al exterior. Por ello resulta lógico que los más indicados para esos apoyos sean el PNV y CIU, más próximos al PP en cuanto a su política económica. Pero esos apoyos no saldrán gratis.

El PNV, esforzado en agudizar su perfil nacionalista ante la competencia de la izquierda abertzale y con la intención de ser un actor decisivo en el proceso de pacificación de Euskadi, puede tratar de presionar a Rajoy en este sentido a cambio de su apoyo. CIU, por su parte, encabeza el discurso antisolidario en Cataluña con respecto a las demás regiones, por lo que podría aprovechar para tratar de presionar una política fiscal propia, del mismo estilo que Euskadi y Navarra. El ala ultraconservadora del PP seguramente rechazaría ambos escenarios con vehemencia.

Esperanza Aguirre en Intereconomía.
La oposición a Rajoy desde sus propias filas cuenta con un altavoz mediático muy potente, en concreto aquellos medios de comunicación que deben a Esperanza Aguirre sus frecuencias de televisión digital terrestre y radiofónicas en la Comunidad de Madrid: Intereconomía, EsRadio e incluso El Mundo. Es conocida la animadversión de determinados iconos mediáticos de este entorno hacia Rajoy. Resultaría pues previsible el uso de esa plataforma mediática para presionar al nuevo Gobierno.

Entre los analistas políticos está muy extendida la afirmación de que en España no existe un partido de ultraderecha fuerte y cohesionado porque los elementos que lo compondrían están en el PP. La previsible tensión que se puede producir entre el PP en las instituciones estatales y el PP ultraconservador podría ser tan fuerte que tendría consecuencias devastadoras para la unidad del partido. Hay que recordar que en Asturias gobierna Álvarez Cascos, un histórico dirigente del PP que ha creado su propio partido tras sus desavenencias con Rajoy. Cuenta con el apoyo y la simpatía de dirigentes de la talla de Esperanza Aguirre. A lo mejor esta división asturiana es una premonición de lo que le podría ocurrir al PP a nivel nacional.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿NUEVA GUERRA CIVIL EN EL PSOE TRAS EL 20–N?

¿Se avecina una nueva guerra civil en el PSOE tras las elecciones generales del próximo 20 de noviembre? Hay muchos indicios de que esto va a ser así, de que los socialistas se enfrentarán de nuevo en una lucha fracticida que debilitará al PSOE aún más tras su previsible derrota electoral.

Los dos bandos corresponderían a los que se enfrentaron hace un año en las primarias en el Partido Socialista de Madrid, un verdadero avance de la guerra que se avecina. Por un lado, los partidarios del actual “aparato” federal dominado por el candidato Alfredo Pérez Rubalcaba y el ministro de Fomento y Portavoz del Gobierno, José Blanco (ambos en una alianza de conveniencia). Ambos pretenderían controlar el PSOE después de las elecciones, aunque se enfrentarán a un resultado nada prometedor, como auguran las encuestas. Sin embargo, es tal el convencimiento de que el PP ganará por mayoría absoluta, que impedir este resultado y obligar a los populares a pactar para poder gobernar sería interpretado como toda una victoria y daría alas y legitimidad a Rubalcaba para imponer su poder en el PSOE.

Frente a esta opción se encuentran los que defendieron la elección del candidato a través de primarias, es decir, los que anunciaron su apoyo a la ministra de Defensa Carme Chacón, que finalmente se retiró de la carrera entre graves acusaciones de pucherazo. Entre los partidarios más acérrimos de la ministra estaba el secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, que ya durante las primarias madrileñas protagonizó un ásperoenfrentamiento con Rubalcaba que, según muchos conocedores de ambos, llegó a influir muy profundamente en sus respectivas precepciones personales.

Miedo a represalias
Gómez, que el pasado 22 de mayo cosechó uno de los peores resultados de los socialistas en unaselecciones autonómicas y municipales –perdiendo feudos tan importantes e históricos como Getafe o Leganés- teme represalias de Blanco y Rubalcaba si ambos se hacen con el poder absoluto del aparato federal tras la marcha de Zapatero como secretario general, que se escenificará previsiblemente en un congreso tras las elecciones. Estas represalias podrían incluso llegar a poner en peligro el puesto de secretario general de Tomás Gómez, que tendrá que enfrentarse a un congreso regional después del federal. No se debe olvidar tampoco que Gómez ganó las primarias en 2010 por poco más de 500 votos de untotal de más de 14.000.

Los partidarios de Gómez y los de Rubalcaba ya están preparando el escenario postelectoral del 21 de noviembre, como se percibe en los recientes enfrentamientos por la configuración de la lista electoral por Madrid, en la que Pedro Sánchez, un partidario de Trinidad Jiménez en las primarias, ha sido ascendido al puesto 11 –con previsibles oportunidades de conseguir escaño, en un principio- en detrimento de Juan Antonio Barrios, histórico dirigente de la corriente Izquierda Socialista. Gómez y sus partidarios escenificaron su protesta en el Comité Federal absteniéndose en la votación de las listas y rompiendo la tradicional unanimidad de este tipo de votaciones.
 
Antes de ello, Gómez escenificó otro grave enfrentamiento al imponer a sus candidatos en la lista electoral socialista al Ayuntamiento de Madrid, encabezada por el gran amigo personal de Rubalcaba, Jaime Lissavetzky, que por una oportuna maniobra de Gómez, se encuentra rodeado de partidarios del secretario general del PSOE madrileño que controla así al Grupo Municipal Socialista. Este control se extiende también al Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea de Madrid, donde Tomás Gómez es portavoz, y donde solamente contaría con un puñado de detractores, como mucho, en caso de guerra civil.

El enfrentamiento está servido y la línea del frente pasa, a grosso modo, por las mismas trincheras que en el ya histórico enfrentamiento entre ‘guerristas’ y ‘reformadores’ en los años 90. Rubalcaba, un reconocido reformador se enfrentaría a una alianza de ‘viejas glorias’ y ‘jóvenes promesas’ que solamente tienen en común su animadversión por el candidato socialista y el miedo general en el PSOE a perder aún más posiciones de poder e influencia, y con ello cargos públicos, a favor del PP.

lunes, 14 de noviembre de 2011

BAILE DE INTERESES EN LIBIA

La alfombra roja del aeropuerto de Trípoli no para de ser desplegada. Desde que las tropas del Consejo Nacional de Transición (CNT) libio conquistara la capital, ésta no ha dejado de recibir visitas de altos mandatarios internacionales, antes incluso de que la guerra estuviera definitivamente concluida y Gadafi muerto.  En septiembre aterrizaron allí el presidente francés Nicolás Sarkozy y el premier británico David Cameron. Un día después llegó el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan. A mediados de octubre hizo su aparición la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton. ¿Por qué esta repentina fiebre viajera a Libia? ¿Y esa prisa en entrevistarse con los rebeldes victoriosos?  En juego hay algo más que meras visitas de cortesía.

Oleodúctos y pozos petrolíferos. EL PAÍS
Libia es una pieza muy codiciada en el tablero mediterráneo. No solamente por su posición central, entre el Magreb y Egipto, sino también por la riqueza de sus materias primas, gas y petróleo que en gran medida han surtido a  España. Así, por ejemplo, en 2010 Libia llegó a ser el segundo proveedorde petróleo de España. Nuestro país compró a Libia 6,8 millones de toneladas de petróleo, es decir, un 13% del total, según se desprende de los datos publicados por la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (CORES).

El régimen de Gadafi vivía de la explotación de estas riquezas, y pudo jugar durante años un papel importante en las agendas políticas occidentales por su cercanía a Europa y a la estratégica Egipto. Pero ese régimen ya no existe. Para bien o para mal Gadafi era un factor estable en el mediterráneo y se estaba acercando a Occidente, sobre todo después de entonar el “mea culpa” por su apoyo al terrorismo internacional en los años 80. La rebelión de su pueblo contra la tiranía siguiendo la estela de la llamada “primavera árabe” rompió todos estos cálculos de estabilidad regional que tanto interesan a la UE y a EEUU.

¿Quiénes son los rebeldes? ¿Qué harán después de tomar el poder? A los actores políticos con intereses en el Mediterráneo les conviene responder a estas cuestiones. Y aquí es donde se descubre, una vez más, la realidad implacable de las relaciones internacionales. Por un lado, la UE no aparece como un actor independiente y con capacidad de decisión propia. Son los grandes estados miembros los que actúan según sus propios intereses. Esta es la razón por la que países como España o Italia –por su dependencia energética y proximidad geográfica muy interesadas en Libia- no tienen cabida en la era post Gadafi, y la causa de que países poderosos como Alemania misteriosamente rehusaran participar en el operativo de la OTAN. Alemania no tiene interese regionales en Libia, pero Francia y el Reino Unido sí, mejor dicho, sus empresas.

Francia y el Reino Unido
Sarkozy y Cameron reeditaron el pasado 15 de septiembre en Trípoli la entente cordiale con un tufo inevitable a la última intentona imperialista de ambos países en el mediterráneo en 1956. Ese año ocuparon militarmente el Canal de Suez con la ayuda inestimable de Israel, porque ambas potencias no se fiaban del presidente egipcio Nasser y de la independencia egipcia. La jugada salió mal, porque EEUU se impuso a sus socios imperialistas y colonialistas y les borró del mapa como potencias autónomas.

¿Qué buscaban en Libia Sarkozy y Cameron? Negocios, el control de las materias primas. "La victoria nunca habría sido posible sin la ayuda de los aliados y especialmente de Francia y del Reino Unido", declaró el presidente del CNT, Mustafa Abdeljalil quien también desmintió un presunto pacto por el que Francia se haría con el 35% del suministro de gas y petróleo libio a cambio de ayudar a derrotar a Gadafi.

Turquía y los EEUU
Pero a los líderes de Francia y Reino Unido no solamente les preocupa asegurar la explotación de las materias primas libias y sus beneficios, sino también qué tipo de país será Libia en los próximos años. Al día siguiente de esta visita aterrizó el primerministro turco. Erdogan está protagonizando un viraje político importante en la política exterior de su país. Líder de los islamistas moderados, Erdogan se ha cansado de esperar la eterna promesa de integración de Turquía en la UE y se ha centrado en buscar una nueva posición de influencia regional usando el islam democrático como bandera de enganche. Así, por ejemplo, suspendió la estratégica alianza con Israel con la excusa de la flotilla de Gaza. La influencia de Turquía en los países de centroasiáticos y del Cáucaso, con fuertes componentes étnicos turcomanos, también forma parte de esta estrategia. La última piedra del edificio, hasta el momento, es Libia.

El 16 de septiembre, cuando Sarkozy y Cameron acababan de marcharse de Trípoli, Erdogan exhortó a los libios en un discurso en una plaza pública: “No permitáis actuar a los que quieren controlar las riquezas libias, Libia es de los libios". Toda una declaración de intenciones. Además, no desaprovechó la ocasión para explicar su nueva estrategia: aprovechar la ‘primavera árabe’ para extender la democracia y la influencia de los partidos islamistas moderados y convertirse en su protector. Hay quienes comparan esta estrategia turca de “reconstrucción” delImperio Otomano, del que, hay que recordar, Libia fue una provincia hasta el s.XIX.
 
El 18 de octubre elturno fue para Hillary Clinton. La jefa de la diplomacia estadounidense llegó a la capital libia solamente dos días antes de la muerte de Gadafi. Se comprometió a ayudar en la reconstrucción del país y a ayudar a las víctimas de la guerra, sin embargo, seguramente viajaría a Libia para observar in situ a los nuevos amos del país: una amalgama de guerrilleros unidos con el único objetivo común de derrocar a Gadafi. Muchos son estudiantes y jóvenes que salieron a la calle tras el éxito de la revolución egipcia. No tuvieron más remedio que coger las armas tras el fracaso de la protesta pacífica ante la dureza del régimen. A éstos se unieron islamistas y miembros del antiguo régimen –gran parte de la nueva élite formó parte de la antigua- que se pasaron de bando a tiempo.

Ya han estallado las primeras desavenencias entre los vencedores. Hasta que se celebren las elecciones en un año y medio los diferentes grupos tratarán de controlar la situación. Cada uno de ellos seguramente cuente con un patrono extranjero con sus propios intereses. La verdadera lucha por Libia no ha hecho más que empezar. por el momento, la CNT ya ha anunciado que Libia se guiará por la ley islámica. ¿Primer tanto para Erdogan?   


miércoles, 9 de noviembre de 2011

ALEMANIA LIDERA EUROPA A PESAR DE SÍ MISMA

El premio Nobel de Literatura Günther Grass dijo en 1990, justo después de la caída del muro de Berlín hace hoy 22 años, que Alemania no merecía reunificarse ya que su división era el precio que debía pagar “por Auschwitz”. La Segunda Guerra Mundial y en concreto el Holocausto han perseguido al estado alemán y a los alemanes desde 1945 impidiendo cualquier normalidad en sus relaciones con sus vecinos europeos y con el resto del mundo. Siempre ha existido recelo hacia cualquier demostración de fuerza alemana, y los propios alemanes han sido reacios a sacar músculo precisamente por no reavivar viejos miedos. Sin embargo, la crisis económica que asola el mundo desde 2008, y que en los últimos meses está poniendo en peligro al Euro y a la UE, ha obligado a que Alemania haga esa demostración de poder, a pesar de sí misma.

Después de años de lenta construcción institucional y del sorprendente paso hacia atrás que supuso el rechazo de la Constitución Europea, la UE está siendo liderada y controlada por sus dos estados más fuertes tanto en lo económico, como en lo demográfico y político: el llamado eje franco-alemán. Esta alianza estratégica comenzó en época del general de Gaulle, que lideraba una pareja de estados que unían el prestigio y capacidad política de Francia con la impresionante capacidad económica de una  Alemania  dividida y sin soberanía política, pero impaciente por ser integrada en Occidente.

Treinta años después esa alianza se mantiene en pie, aunque la correlación de fuerzas se ha invertido. Alemania ya no es un estado que necesita tutela de otras potencias, ni Francia es ya la nación hegemónica de una Unión Europea que ha crecido hacia el este, lugar de influencia natural alemana. Sin embargo el eje franco-alemán ha seguido funcionando contra viento y marea, como por ejemplo cuando protagonizó la oposición a la invasión de Irak en 2003.

Pero la crisis económica ha puesto fin a esta igualdad ficticia. Francia es más débil económicamente de lo que aparenta, como ha demostrado el último susto provocado por las agencias de calificación y su debilidad financiera vinculada a la crisis griega, y Alemania es más fuerte e importante de lo que le gustaría reconocer a ella misma y, sobre todo, a sus vecinos.

Y es que el pasado sigue siendo un freno importante que ha impedido que la canciller Angela Merkel haya podido desplegar la autoridad que da una economía saneada, en crecimiento y que prácticamente es la única que mantiene vivo al Euro frente a los ataques despiadados de los ‘mercados’ y a los intereses de EEUU, que está deseando el fin de la moneda única europea para que el Dólar vuelva a reinar en el mundo. Pero ese no es único problema al que se enfrenta.

Los alemanes dudan de Merkel
La canciller Angela Merkel sufre una situación interna bastante delicada: millones de alemanes que ponen en duda su gestión de la crisis. En concreto, el 16 de septiembre el semanario Der Spiegel publicaba una encuesta en la que un 82% de los alemanes estaban descontentos y ponían en duda su papel en Europa. Se trata de una amplia mayoría, lo que está teniendo consecuencias nefastas para el partido de Merkel, la derecha de la CDU.

El poder de la CDU merma con cada elección regional que se celebra, lo que a su vez le va restando los votos necesarios en el Bundesrat para poder gobernar. Por el momento el socio de gobierno de Merkel, la FDP liberal ya es una organización políticamente amortizada en casi todos los Länder, donde en muchos casos ni siquiera ha conseguido superar el 5% mínimo de los votos para poder entrar en los parlamentos regionales. La defunción de la FDP, el socio natural y único de Merkel en el sistema de partidos alemán, significa que la derecha gobernante está obligada al triunfo electoral por mayoría absoluta si quiere mantener el poder o, lo que es lo más probable, renegociar ‘grandes coaliciones’ con su rival socialdemócrata del SPD.

Por su parte, el SPD, hundido electoralmente tras las elecciones generales de 2009 cuando solamente consiguió un raquítico 23% de los votos, se está recuperando lentamente y ya roza el 30% de intención de voto, según las últimas encuestas. Sin embargo, la progresión más espectacular la están protagonizando los verdes, que ahora serían votados por el 17%, mientras que en 2009 solamente lo fueron por el 10,7%. Es más, en regiones tradicionalmente conservadoras como Baden Württemberg fueron el segundo partido más votado después de la CDU y ahora tienen a uno de los suyos gobernando en Stuttgart, toda una revolución y una ruptura histórica del bipartidismo CDU-SPD.

Es decir, en el frente interno Merkel no tiene clara su continuidad en la cancillería si continúa la actual tendencia. Sin embargo, las presiones externas y, sobre todo, la salud del Euro, de la que dependen las exportaciones alemanas y su economía, obligan a la acción.

Alemania toma las riendas
Hace pocas semanas Alemania ha tomado las riendas de su destino y del de Europa. Por ejemplo, con la decisión de aumentar el fondo de rescate hasta superar el billón de euros, a pesar de la creciente oposición interna de los alemanes de “financiar” los agujeros económicos de los demás países, y de obligar a los bancos a refinanciarse, a pesar de la fuerte resistencia de colosos financieros como el Deutsche Bank y el Grupo Santander.

Esta medida ha sido interpretada por los medios de comunicación europeos como el primer paso hacia el control alemán de Europa. Incluso se llegó a señalar la votación en el Bundestag, que las aprobó poco antes de hacerlo la UE, como la prueba de que Europa se gobierna en Berlín y no en Bruselas. Esa percepción se acentuó aún más después de que el Tribunal Constitucional alemán declarase nula esa votación unos días después, destacando que ese tribunal "deja en el aire" el futuro de Europa. El tono con el que se da esta noticia es contradictorio: por un lado se celebra mientras que a la vez se recela de ese liderazgo utilizando tópicos que tienen su origen en los fantasmas del pasado.

Los alemanes son conscientes de que su liderazgo no es popular y que incluso puede ser un lastre para sus relaciones con sus vecinos. Tampoco tienen claro que moralmente Alemania esté capacitada para este liderazgo menos de 70 años después de la Segunda Guerra Mundial. Pero la crisis ha demostrado que una Europa excesivamente burocratizada y dependiente de los intereses de todos y cada uno de los estados miembros, no es operativa. A falta de que Bruselas pueda decidir e imponer sus decisiones, lo hace Berlín. Ahora la pregunta es si este liderazgo será temporal, o si en cambio ha comenzado una nueva época en Europa 22 años después de que el muro de Berlín se agrietase hasta desaparecer.

lunes, 7 de noviembre de 2011

EL PARTIDO POPULAR, EL JANO DE LA POLÍTICA ESPAÑOLA

Como siempre antes de unas elecciones los partidos políticos tratan de escenificar una imagen de unidad y de organización sin fisuras de cara al electorado. Pero es de dominio público que en el Partido Popular existen dos grandes corrientes que no solamente se enfrentan por el poder orgánico y/o institucional, sino que representan diferentes formas de entender el papel de un partido conservador. Como el dios romano Jano, el PP tiene dos caras diferentes. ¿Qué consecuencias puede tener tras las elecciones del próximo 20-N?

Dos ejemplos sobre la tensión interna en el PP y en la órbita de la derecha española: El pasado 20 de octubre la banda terrorista ETA anunciaba el “cese definitivo” de su actividad terrorista. El presidente nacional del PP y candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy, lo calificó de “gran noticia”. Sin embargo, no todos en el PP siguieron este discurso. Así, mientras la mayoría de la clase política española celebraba este anuncio histórico, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, trató de restarle importancia afirmando que “los comunicados de ETA tienen credibilidad cero” y acusó al Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero de “romper todos los consensos desde la Transición”. Como ella, otros cargos del PP, como Jaime Mayor Oreja –caracterizado por sus ataques mordaces al Gobierno y de acusarle de estar en sintonía con ETA- secundaron las palabras de Aguirre.

Por otro lado, el 16 de enero de 2010 el canal Intereconomía emitió una entrevista de Carlos Dávila a FedericoJiménez Losantos. En ella, el locutor de EsRadio y vicepresidente de la web Libertad Digital, acusó al presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, de ser responsable de su despido de la cadena Cope. En concreto, Losantos dijo que hubo “presiones de tres niveles: la del Rey, la del Gobierno y la de Mariano Rajoy”. Más adelante en la entrevista, Losantos fue más duro todavía con el líder del PP: “Rajoy lo peor. Yo que he pedido el voto para Mariano Rajoy y he pedido perdón por ello. El PP ahora es el PPOE. Está repitiendo exactamente el molde de 17 taifas del PSOE”.

Estos son ejemplos de personas que integran la facción “liberal” del PP. Defienden la misma ideología que el Partido Republicano en los EEUU, es decir, la mínima intervención pública en la vida de los ciudadanos y las menores trabas a la iniciativa privada en los asuntos económicos. Las consecuencias prácticas en la Comunidad de Madrid son la creciente externalización de los servicios públicos, ofertados cada vez más por empresas privadas, tanto en el ámbito de la educación, como en la sanidad y los servicios sociales. A esta concepción ultraliberal en lo económico se suma una ideología muy tradicionalista y conservadora en lo social. Aguirre ha sido la primera en oponerse muy duramente a las leyes del Gobierno socialista en materia de educación (Educación para la Ciudadanía), la interrupción voluntaria del embarazo, las bodas entre homosexuales, etc. Esto también se aplica a la reacción ante las reformas de los estatutos de autonomía, sobre todo el catalán, en cuya crítica y denuncia Aguirre fue protagonista y de alguna manera obligó a Rajoy a actuar.

Por el contrario, la facción contraria encabezada por Mariano Rajoy y a la que pertenece el archienemigo de Aguirre y mano derecha de Rajoy, el alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón, o no se ha pronunciado directamente en contra de estas leyes –al menos no lo ha hecho con la misma fiereza que Aguirre- o ha escenificado su apoyo indirecto a estas normas, por ejemplo con respecto a las bodas entre homosexuales. Esta es una corriente más liberal en lo social dentro del PP. Quizás sus protagonistas no estén de acuerdo personalmente con estos asuntos, pero saben que la sociedad española en su mayoría los apoya y lo respeta. Esta cara del PP es la más parecida a la de los partidos conservadores en otros países europeos, con una larga tradición de vinculación con el Estado social. En Alemania, por ejemplo, éste se debe a la CDU de Adenauer en los años 50 y 60, y sigue vigente tras años de gobierno conservador.

¿Cómo se desarrollará este conflicto con el PP en la Moncloa?

Lo que por el momento es un conflicto interno de un partido político puede tener consecuencias para la sociedad a partir del próximo 20 de noviembre si el PP, como es previsible, gana las elecciones generales.  Dependerá de qué tipo de mayoría consigue. Si es absoluta, como se prevé, Rajoy “reinaría” en solitario, lo que estabilizaría enormemente su liderazgo tanto interno como con respecto a otros partidos, teniendo en cuenta que este resultado dejaría al PSOE fuera de combate y enfrascado en conflictos internos durante un tiempo.

La única oposición real a Rajoy sería interna, la de la corriente ultraliberal y, sobre todo, partiría de los medios de comunicación de extrema derecha que, en el caso de la Comunidad de Madrid al menos, deben sus frecuencias de emisión al reparto llevado a cabo por Esperanza Aguirre en el verano de 2005.

Como ejemplo, resulta muy interesante la buena sintonía que existe entre Federico Jiménez Losantos y Esperanza Aguirre –a la que debe la concesión de la frecuencia para EsRadio-, es decir, entre los sectores más radicales de la derecha mediática y la presidenta madrileña. Este apoyo podría manifestarse en constantes presiones a Rajoy y a su equipo de gobierno, y seguramente no dudarían en buscar situaciones incómodas al nuevo gobierno del PP, que tendría que tomar posiciones claras en algunos asuntos heredados del Gobierno de Zapatero y muy sensibles para el electorado conservador del PP. Por ejemplo las bodas homosexuales, el Estatuto de Cataluña, y sobre todo el fin de ETA. Rajoy tendría que definirse entre soluciones “de mayoría” de estos asuntos, es decir, acatar la voluntad de la mayoría de la sociedad, o inclinarse ante las expectativas de su electorado más conservador azuzado por los medios radicales.

En todo caso, las dos caras del PP son consecuencia del proceso de aglutinamiento de la derecha española en un partido político y es la expresión de los conflictos y diferentes posturas dentro de este campo. Lo que hace diferente este conflicto interno al de otros partidos, es que en este caso uno de los bandos cuenta con un apoyo mediático muy ruidoso y eficaz, y cuenta con una gran capacidad de presión interna. Las consecuencias que esto pudiera tener para todos los españoles podrá observarse en los próximos meses, si no ocurre ninguna sorpresa.

viernes, 4 de noviembre de 2011

LA CAMPAÑA MÁS EXTRAÑA

Hoy por fin ha comenzado la campaña electoral, al menos de forma oficial. Sin embargo, como ya viene siendo habitual en las últimas citas, la campaña solamente se diferencia de su fase previa en que se puede añadir la palabra “vota” delante de la sigla del partido o del nombre del candidato. Sin embargo, exceptuando este ‘detalle’ en común, las campañas de los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, no pueden ser más diferentes. Son el reflejo mismo de la realidad de cada candidato.

Ayer, a pocas horas del inicio de la campaña, se conocía el dato del paro del mes de octubre que, una vez más, refleja una situación muy precaria para la economía española. La crisis es la gran protagonista de estas elecciones y, sin duda alguna, es la responsable de que ya se adjudique de antemano la victoria a Mariano Rajoy. Y eso  a pesar de que el candidato del PP apenas ha esbozado un discurso sólido y un programa convincente para combatir la crisis. Es como si los votantes se lanzaran a los brazos del PP por eliminación: si el PSOE ha demostrado ser ineficaz en la gestión de la crisis, solamente queda el PP.

Esperar sentado a la victoria
Mariano Rajoy lo sabe, y eso explica el bajo nivel discursivo de su campaña. Sabe que seguramente gane por mayoría absoluta y no necesita ni convencer a la prensa (no ofrecerá ruedas de prensa) ni esbozar un programa fuerte con recetas de las que pueda convertirse en rehén tras la victoria.

Su lema, “súmate al cambio”, lo dice todo. Es rápido y sencillo. Engancha perfectamente con la demanda ciudadana. Significa que el PSOE está agotado y ha dejado un país agotado. Hace falta un cambio y eso automáticamente significa que se debe dejar paso al PP. No hay que convencer a los votantes de nada más. Esta secuencia es fruto de una forma de pensar dualista, muy propia de España (Barça o Real Madrid, playa o montaña, PP o PSOE, etc). En resumen, no hay que hacer nada más que dejar que pasen los días y que llegue el 20 de noviembre para recoger los frutos.

Movilizar a los votantes
Por otro lado, Alfredo Pérez Rubalcaba busca la movilización de su electorado desencantado con la gestión socialista, que se estima en 3,5 millones de votantes en 2008 y que ahora no tienen claro renovar su confianza en el PSOE.

Pero Rubalcaba lo tiene difícil a la hora de convencer a sus votantes, ya que la desconfianza del electorado tradicional se debe a la percepción de que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha golpeado elementos hasta el momento intocables de la identidad socialista, como pueden ser las reformas en el ámbito laboral. Y no es lo mismo torpedear la línea de flotación ideológica del PSOE, que ser acusado de corrupción (como ocurrió en las elecciones de 1996): la imagen de corrupción se puede corregir con un cambio de líderes, el abandono de los pilares ideológicos no.

Esto ha obligado a Rubalcaba a intentar solucionar la cuadratura del círculo: el ex vicepresidente del Gobierno, al que se presentó como su hombre fuerte hace escasos meses, ahora trata de alejar su imagen de la gestión de la crisis de ese gobierno que antes representaba. No resulta creíble y lo sabe. Por eso la campaña socialista está girando hacia el discurso ideológico como demuestra el siguiente video de la precampaña:

La “defensa de lo público” se ha convertido en el eje principal del discurso socialista, un mensaje que advierte de que el PP aplicará las políticas neoliberales más extremas para combatir la crisis en detrimento de los intereses de la mayoría de la población. Lo cierto es que los recientes recortes de los gobiernos de Esperanza Aguirre en Madrid y María Dolores de Cospedal en Castilla la Mancha han dado alas a este argumento.  

Conflicto centro-periferia
Sin embargo, este mensaje apenas tendrá repercusión entre los votantes madrileños y castellano-manchegos, ya que ambas regiones previsiblemente seguirán siendo fieles en su mayoría al PP. Pero sí puede resultar eficaz en otras regiones españolas que sospechan del centralismo conservador, en especial aquellas con una identidad propia fuerte como Cataluña, Andalucía, Extremadura, Asturias o Euskadi.  Eso explica que la campaña de Rubalcaba haga especial hincapié en Andalucía con seis mítines.

El PSOE aguantará en la Junta previsiblemente hasta la próxima cita electoral andaluza el año que viene. Los socialistas tienen que luchar por retener a sus votantes, e incluso podría utilizar el discurso conflicto centro-periferia que tan bien le ha venido otras veces: el temor y la movilización electoral para evitar que el PP gobierne desde Madrid. Esto es especialmente eficaz en Cataluña y en Euskadi por razones obvias.

Esta estrategia le ha valido la victoria electoral al PSOE en otras citas, especialmente en 2008, cuando quedó claro que el PP controlaba las zonas donde el discurso centralista cuenta con mayor apoyo, mientras que los socialistas ganaban votos en la periferia.

Esta será una campaña extraña, en la que uno de los candidatos sabe que puede ganar sin hacer nada, mientras que el otro trata de movilizar a su electorado desesperadamente, aunque no logre vencer. Pero eso podría ser suficiente. A nivel interno, para Rubalcaba le bastaría con romper la previsible mayoría absoluta del PP y eso reforzaría enormemente sus posibilidades de consolidar su poder de cara al inevitable proceso de renovación en el PSOE.